La noche del martes estuvo protagonizada en Andalucía por el debate de Canal Sur que reunió a las 4 principales fuerzas políticas con representación en las anteriores elecciones generales en Andalucía. Luis Planas, representó al PSOE como candidato al Congreso por Córdoba; Juan Bravo, al PP por Sevilla; Rocío De Meer representó a Vox por Almería y Francisco Sierra a Sumar por Sevilla.

El debate elevó las audiencias de la televisión pública andaluza, que en este caso no fue desechada por el PP. A ello contribuyó un tono más sosegado y didáctico, si comparamos con el cara a cara de Atresmedia. Sin embargo, el momento de mayor voltaje lo evidenció el ghosting de Sierra a De Meer, ignorada y ninguneada por el candidato de Sumar, que ni siguiera le dirigió la mirada. “¿Por qué no me mira?”, espetó la candidata de ultraderecha, la respuesta de Sierra fue un silencio atronador.

Antes, el debate estuvo marcado por la guerra del relato económico, una extensión del cara a cara de Sánchez y Feijóo. Aunque PSOE y PP se acusaron de mentir, esta vez si pudieron plantear, al menos, sus discursos. Los partidos mayoritarios contaban con perfiles muy técnicos y ligados a la gestión económica. Planas y Bravo se enzarzaron en una batalla de datos con cartelería incluida.

Planas recordó a Bravo que la Junta de Andalucía tuvo que devolver la mitad de la financiación extraordinaria por COVID por no ser capaces de ejecutar 500 millones de euros para pymes en plena pandemia, Bravo –que durante la pandemia fue consejero en la Junta de Andalucía– acusó al ministro de mentir.

Más allá de lo económico, Planas trató de movilizar al votante moderado del PP andaluz pidiendo el “voto útil”, repasó las votaciones de los populares ante logros sociales asentados como el divorcio, el aborto, el matrimonio homosexual, la Ley de Igualdad o, recientemente, la eutanasia. Bravo, por su parte, volvió a acusar al PSOE de “gobernar con Otegi”.

Una guerra cultural ninguneada

Pero el plato fuerte no estuvo en los datos y contra-datos de PSOE y PP, sino en el no–pulso dialéctico de Francisco Sierra y Rocío De Meer. Sierra exponía los logros del gobierno de coalición en materia salarial, cuyo incremento beneficia “a las mujeres y sectores más vulnerables” cuando fue cortado por De Meer.

La De Meer fue la única propuesta que no puso medidas políticas en el debate, sino más bien, replanteó los términos de guerra cultural de la ultraderecha. De Meer, con el tono sosegado y suave marca de la casa, expuso que la igualdad de género es una cuestión ideológica, habló de la inseguridad en los barrios humildes por la inmigración y expuso –sin ofrecer dato que avale su tesis– que es la “inmigración masiva” que “ustedes importan masivamente” la que provoca el aumento de la violencia de género. 

De Meer preguntó a Sierra si su agrupación seguiría alentando las mafias migratorias, ante tal acusación Sierra volteó la cabeza y miró al vacío. La de Vox le dijo “lleva todo el debate sin mirarme, usted los del partido de las mujeres, del partido feminista, ¿por qué no me mira la cara?”. No hubo respuesta de Sierra que, como quien oye llover, esperó a que el debate les llevara a otras cuestiones.

La dinámica del desencuentro Vox–Sumar se mantuvo, como dos polos imantados que se repelen, y las reacciones fueron inmediatas. El ghosting de Sierra a De Meer se viralizó de inmediato y mientras se escriben estas líneas es tendencia en redes sociales.

Los motivos de ignorar en política

¿Qué llevó a Francisco Sierra, catedrático de Teoría de la Comunicación y antiguo decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla a ignorar a otra candidata? Su acción ha sido aplaudida, aunque mayormente tachada de poco democrática o maleducada en redes sociales.

Ante el revuelo del desplante, Sierra compareció a primera hora ante las cámaras de la pública andaluza para aclarar su actitud en el debate. “No hay posibilidad de convivencia democrática cuando se sobrepasan ciertas líneas rojas”, ha dicho Sierra a primera hora. Sierra ha recordado que Vox cuestiona el maltrato o el asesinato de mujeres, ante eso, el suyo fue un “gestos de protesta y malestar”.

“No se puede tolerar cualquier cosa de cualquier modo. Es una protesta cívica, educada y silenciosa contra la barbarie. No podemos aceptar y normalizar ese tipo de comportamientos por el bien de la democracia”, argumenta el candidato de Sumar.

Debate andaluz, con poco de Andalucía

Otro de los aspectos que destacaron el debate en el que los andaluces sí pudieron ver a las cuatro principales fuerzas políticas fue lo poco que hubo sobre temas exclusivamente andaluces. Solo Sumar mencionó –y de pasada– la polémica en torno a los regadíos de Doñana y el plan estatal de empleo para Andalucía que el gobierno central anunció el martes.

Sin embargo, los andaluces no pudieron aterrizar mucho más de estos aspectos que afectan a su tierra y eso que, de las ocho provincias andaluzas, han de salir electos hasta 61 diputados, siendo la comunidad autónoma con más peso electoral. Andalucía es el área donde se definirá el tanteo final del 23J, un partido en el que, por lo visto anoche, no tiene un claro vencedor. Aún queda mucho partido.