Fue una elección electoralmente bien medida. El antiguo Hospital Militar de Sevilla, que la Junta reabrirá de manera parcial y transitoria en enero, reunía todos los ingredientes que un político podría desear para dirigirse a los ciudadanos en una fecha tan señalada como la víspera de Nochevieja: recordatorio de que la pandemia sigue ahí, puesta en valor de la sanidad pública, homenaje a los sanitarios, reproche a sus antecesores socialistas que en el pasado no cumplieron su compromiso de reabrirlo, mensaje electoral porque la reapertura del centro fue una de las promesas más sonoras del PP en su campaña…
El año pasado, fecha en que pronunció su primer discurso de Fin de Año, Juan Manuel Moreno buscó un escenario neutral: la localidad onubense de Cumbres de Enmedio, el pueblo más pequeño de Andalucía.
La elección, bien recibida por todos los partidos, era un guiño a la 'Andalucía vaciada' y seguía la tradición de quienes le precedieron en la Presidencia, que siempre renunciaron a hacer política demasiado partidista en el discurso de Fin de Año. Manuel Chaves y José Antonio Griñán solían darlo en el palacio de San Telmo y Susana Díaz escogía emplazamientos emblemáticos del patrimonio histórico andaluz.
Historia de un hospital
Ya en desuso en aquellas fechas, el Hospital Militar Vigil de Quiñones fue cedido en 2004 por el Estado a la Junta de Andalucía, después de que esta reclamara reiteradamente su cesión siendo presidente del Gobierno José María Aznar. Los sucesivos ejecutivos autonómicos socialistas no cumplieron sus compromisos de reapertura.
También al nuevo Gobierno de PP y Cs se le pasaron pronto las prisas para la prometida inauguración. El 11 de febrero de este año, apenas dos semanas antes de declararse la pandemia, el consejero de Salud, Jesús Aguirre, se mostraba sospechosamente remolón: "Vamos a evaluar coste-efectividad del Militar. Habrá que hacer una gran inversión porque he visto informes de cómo se encuentra desde el punto de vista de estructura. Es pronto para saber hacia dónde vamos".
La pandemia cambió los planes de la Junta, que con buen criterio decidió acelerar la puesta en marcha, aunque fuera limitada, del centro. Su reapertura parcial –150 camas de hospitalización y 27 de UCI– está prevista para enero, pero hay muchas dudas por despejar sobre cómo se dotará de personal sanitario en un momento en que este sigue siendo escaso, con las bolsas de empleo exhaustas. ¿Habrá traslados forzosos? ¿Se externalizarán servicios? ¿Volverá algún día a albergar las 700 camas de sus mejores tiempos? ¿Será el Vigil de Quiñones el ‘Isabel Zendal andaluz’?
Críticas a diestro y siniestro
La elección de Moreno no gustó nada a la oposición de izquierdas, pero tampoco a su socio parlamentario de extrema derecha, a quien todavía no se le ha pasado el enfado por la destitución del director de informativos de Canal Sur TV, Álvaro Zancajo.
Vox no fue menos duro que PSOE y Podemos con un mensaje de Fin de Año “sin contenido, con los habituales guiños a la retórica progre y que bien podría haber hecho Susana Díaz”, propio de quien ha estado “en precampaña durante toda la pandemia del coronavirus”, “acordándose apenas de los fallecidos y ocultando el dolor y la realidad, en pos de consignas vacías estilo Mr. Wonderful”.
El portavoz ultra, Alejandro Hernández, también afeó a Moreno su deslealtad con Vox. No se puede hablar, dijo, de "política de altura tras contratar 80 altos cargos a dedo, ni apelar a la unidad mientras se falta a los acuerdos apenas unas horas después de haberlos aprobado, como ha ocurrido con las subastas de medicamentos o las reformas de RTVA".
Podemos Andalucía censuró que el “cinismo” del presidente de la Junta y que “se refugie en un 'photocall' hospitalario y se rodee de profesionales de la sanidad", además de “mentir a la ciudadanía sobre el estado de los servicios públicos en Andalucía".
Por su parte, el portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, José Fiscal, consideró "un insulto" que el presidente decidiera pronunciar su discurso de Fin de Año a los andaluces desde un centro hospitalario público, el antiguo Hospital Militar de Sevilla, "al más puro estilo Isabel Díaz Ayuso, mientras a los andaluces les es prácticamente imposible acceder a su médico por culpa de su nefasta gestión de la pandemia".
El discurso
En su discurso, Moreno sí fue fiel a la ortodoxia navideña. Abogó por recuperar el espíritu de la Transición y de los grandes acuerdos y pidió unidad de todas las fuerzas políticas y agentes sociales de la comunidad para "luchar juntos contra la pandemia del coronavirus y sus consecuencias sociales y económicas en el nuevo año que comienza".
Mencionó el “espíritu reformista” de su Gobierno, aunque admitió que la pandemia estaba demorando algunos de los objetivos que se había marcado al iniciar su mandato al frente de la Junta. Aun así, se mostró "seguro de poder alcanzarlos en los dos próximos años".
Moreno dijo que había elegido “un hospital” para el mensaje de Navidad "como símbolo de la importancia que tiene la sanidad pública", que en Andalucía tiene hoy "más recursos económicos y más profesionales que nunca".
El presidente se mostró confiado en que "el Gobierno de España haga todo lo posible por aumentar el envío de vacunas" y presumió de que “Andalucía es una de las comunidades autónomas con menor tasa de contagio”.
Por lo demás, este debió ser uno de los escasos “guiños progres” que tanto molestó al portavoz de Vox: "Seguiremos trabajando –dijo– para que desaparezca la violencia de género y la mujer ocupe el lugar que merece en nuestra sociedad".