Andalucía se define en su Estatuto de Autonomía como una tierra solidaria ya en su artículo 1 y en sus posteriores actualizaciones. Pero en el último lustro, una de las señas de identidades se desvanece: la inversión de Andalucía para mejorar la vida de los más necesitados se reduce gravemente. En 2018, la Junta de Andalucía destinaba 47,3 millones de euros y en 2023, con el mayor presupuesto de su historia, la ayuda bajó a 24,7 millones.

El lustro de gobierno de Moreno Bonilla, primero en coalición con Ciudadanos y pacto con Vox, y ahora con mayoría absoluta, ha visto como decrece el peso de la solidaridad andaluza en sus presupuestos, perdiendo hasta 9 puntos porcentuales. Con estos resultados que reducen la ayuda oficial al desarrollo al 0,05%, Andalucía pasa al vagón de cola de la solidaridad de las comunidades autónomas.

Condenar a la inanición a la inversión andaluza en Ayuda Oficial al Desarrollo aleja así a la comunidad más poblada del cumplimiento de la Ley estatal aprobada en febrero de Cooperación para el Desarrollo Sostenible y la Solidaridad Global, que pone la meta en 2030 de destinar el 0,7 % de la Renta Nacional Bruta a Ayuda Oficial al Desarrollo.

“Este no es el camino que debemos seguir, así avanzamos hacia un modelo social más individualista y menos consciente de las realidades del sur global”, explica a ElPlural.com la vicepresidenta primera de la Coordinadora Andaluza de ONGD (CAONGD), Patricia Sánchez.

Según el Informe de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) autonómica 2023 ninguna comunidad autónoma cumple su compromiso con la cooperación: la media de todas ellas se sitúa en un 0,13%, muy alejada del compromiso del 0,70% y, lo que más llama la atención, lejos de los niveles de AOD de hace 15 años.

Evolución ayuda al desarrollo

Evolución de la ayuda al desarrollo en Andalucía. Fuente: CAONGD 

El informe revela que Andalucía sufrió la principal caída en inversión solidaria en 2022, año en el que se celebran elecciones en la comunidad. Los últimos presupuestos andaluces registran un ligero incremento, pero en ningún caso el incremento es acorde al aumento del Presupuesto Total Consolidado. Es decir, la última aportación andaluza crece, pero no tanto como lo hace el presupuesto total, lo que posiciona al gobierno de Moreno Bonilla a la cola de la solidaridad autonómica.

El efecto Vox en las cuentas

Cuando Moreno Bonilla llegó al gobierno lo hizo mediante pacto con Ciudadanos y Vox. Ya en primera instancia, ese acuerdo señalaba a la cooperación internacional y hacía gala de uno los lemas de la ultraderecha, ‘los españoles primero’, traducción del trumpista América First.

Así, los presupuestos de Moreno Bonilla han ido menguando la ayuda al desarrollo y retirando peso presupuestario a la Agencia Andaluza de Cooperación para destinarlos, por ejemplo, al Banco de Alimentos, como sucedía en 2021, inercia justificada a la deriva del apocalipsis pandemia-guerra.

Otra de las exigencias del pacto con Vox del 9 de enero de 2019 exponía que se dieran “pasos decididos hacia una gestión nacional de estos recursos”, en referencia a las ayudas al desarrollo. Sin embargo, desde el sector recuerdan que esta medida atentaría contra una de las “señas de identidad” y de éxito de la cooperación española.

Que la acción exterior sea descentralizada permite que la solidaridad pueda ser desarrollada incluso por pequeños municipios, “eso permite que la ayuda sea más efectiva porque hay una sensibilidad y una noción de lo local y de cercanía que, de otra manera, no existiría”, reflexiona Patricia Sánchez. Además, la descentralización de la ayuda propicia que esta sea “más permeable” a la acción de la sociedad civil, con lo que debería integrar más a movimientos asociativos y ONGs.

Ciudadanos menos solidarios y menos conscientes

Si consideramos el promedio de euros por habitante destinado a la cooperación por los gobiernos autonómicos, cada persona paga una media de 8,42€ para la cooperación exterior y la sensibilización en España. Los andaluces contribuyen sin embargo con un 2,90€, siendo más flagrante aún el caso de la Comunidad de Madrid, cuya media contributiva por persona es la menor de España con 0,68€, a pesar de que Madrid ostenta el primer puesto en el ranking de PIB per cápita.

En la parte más solidaria de la gestión presupuestaria está la comunidad foral de Navarra, con 27,23 € por habitante y Euskadi, con 23,25€. Esta disparidad se explica en que el modelo descentralizado de España. La acción exterior se canaliza a través de las administraciones –en cualquiera de sus niveles– y a través de los proyectos de entidades.

Así, mediante concurso público, las administraciones redirigen el dinero de los contribuyentes a programas de prevención de conflictos en zonas acostumbradas a ellos como Palestina o Colombia, al desarrollo de derechos humanos en comunidades empobrecidas en el Sahel, remediación de desastres naturales como los recientes episodios de Marruecos y Libia, ayuda para desplazados… pero también a actividades de sensibilización “aquí en nuestra tierra". "Todo esto tiene su impacto en el sur global y en las políticas migratorias”, dice Sánchez.

Que haya menos dinero para proyectos, que la Junta de Andalucía reduzca su aportación solidaria al 0,05% implica menos programas educativos y menos canales de comunicación con el sur global y, por lo tanto, menos conciencia de las realidades y motivaciones que propician la inmigración que llega a nuestras costas, por ejemplo. “Muchas organizaciones se quedan fuera de los programas de cooperación porque hay menos presupuesto, a pesar de que sean proyectos muy válidos”, detallan desde la Coordinadora Andaluza de ONGD.

Las costas andaluzas acaparan un 14% del flujo de migraciones que está provocando la última crisis de desplazados desde África. La Ayuda Oficial al Desarrollo, la cooperación no solo contribuía a paliar los movimientos de desplazados con programas y acciones en los países de origen, sino que nos permitía entender y concebir los movimientos migratorios. Sin ellos, con los ojos cerrados, la migración no es más que la hemorragia humanitaria que colisiona en nuestra frontera sur.