Naturalmente, no es una encuesta. Solo es un síntoma: los seguidores de Vox en las redes sociales han comenzado a difundir mensajes incendiarios contra el Partido Popular después de que su líder Pablo Casado calificada de ultraderecha al partido de Santiago Abascal y a éste de haber vivido de “mamandurrias y chiringuitos”.

Las airadas reacciones de los tuiteros ultras a la advertencia del líder andaluz de Vox Francisco Serrano al Gobierno autonómico indican que hay mar de fondo en la base electoral del partido. 

"No hay cojones"

“Vox debe enseñarles a tener valores a los del PP y no apoyarles en Andalucía hasta que retire lo de extrema derecha. A ver si aprenden”, comentaba un seguidor de Serrano. “No hay cojones a hacer eso”, replicaba otro como animándolos a hacerlo.

La conversación se desarrollaba ayer en las redes sociales después de que Francisco Serrano lanzara este aviso en Twitter: “Si hay que sentarse para negociar presupuestos, no es correcto pegarle una patada a la silla e insultar al que se tiene que sentar contigo para aprobarlos. No está bien y se corre el riego de que no haya ni siquiera posibilidad de iniciar contactos”.

Perro ladrador...

En el Gobierno andaluz toman nota de la amenaza velada de Serrano, pero no le dan mayor importancia. Saben que no es la primera ni será la última. Saben también que estamos en campaña electoral. En el palacio San Telmo y en la calle San Fernando de Sevilla, sede del PP, parece haberse afianzado la percepción de que Vox es 'perro ladrador pero poco mordedor'.

El partido que preside Juanma Moreno recuerda bien lo que Vox dijo que haría y lo que finalmente hizo en relación al pacto de investidura de 90 puntos firmado por el PP y Ciudadanos en enero pasado.

Vox veía en el punto 84 del acuerdo un escollo insalvable para sumarse a la investidura de Moreno, ya que comprometía a ambos partidos a dotar de presupuesto la odiada Ley para Prevención y Protección contra la Violencia de Género. 

¿Sumisión lanar?

Francisco Serrano opinaba así entonces en su cuenta de Twitter: "Esos pactos que los suscriban con PSOE y PODEMOS. En política social todos siguen, con sumisión lanar, los mandamientos de la dictadura de género. Dónde el cambio?". Unos días después, el 'cambio' estaba en que Vox firmaba su propio pacto con el PP sin tocar ni una coma a lo firmado por este con Ciudadanos.

Ahora, al sector más activo y movilizado de los votantes de ultraderecha le subleva el modo en que su partido está siendo tratado por Casado tras el fracaso electoral del PP el 28-A: “La primera batalla es hacerse respetar”, escribía en su cuenta de Twitter un votante para el que estaría perfectamente justificado que Vox no respaldara los Presupuestos andaluces que preparan PP y Ciudadanos: “Vox no es un partido cualquiera”.

En esa idea de que ellos 'no son un partido cualquiera', sino una fuerza nueva y vigorosa que ha venido a regenerar a España y a limpiarla de progres y separatistas, reside la fortaleza pero también la debilidad de Vox, cuyos dirigentes tienen menos margen que los de otros partidos para practicar lo que en la política convencional se llama negociación y en el vocabulario de Vox identifican como pasteleo.

Pólvora para el PSOE

También el PSOE ha aprovechado el giro de Casado contra Vox para meter presión al Gobierno andaluz. La secretaria general del PSOE-A, Susana Díaz, se dirigía así al presidente del PP: "Si de verdad cree ya Casado que Vox es un partido de ultraderecha y extrema derecha mucho está tardando para romper con ellos en Andalucía".

La líder socialista disparaba contra el presidente andaluz con la pólvora facilitada por Casado: "Cómo se va a creer la gente en España que digan que esto es un partido de ultraderecha cuando es el que tiene la sartén por el mango y quien sostiene al gobierno de Andalucía de PP y Ciudadanos”.