Con el triunfo de ‘El reino’ y la derrota de ‘Todos los saben’, ganó la actualidad y perdió la tragedia. Con el triunfo de ‘Campeones’ y la derrota de ‘Todos lo saben’ ganó el sentimentalismo y perdió la fatalidad.

La película escrita y dirigida por Asghar Farhadi aspiraba a ocho Goya, pero se fue de vacío. Malos tiempos para la tragedia. La academia no ha sabido apreciar la profundidad trágica, ni la sutileza psicológica, ni la precisión dramática del film soberbiamente protagonizado por Penélope Cruz y Javier Bardem.

Esto decía Goethe sobre la tragedia: “Todo lo trágico se basa en un contraste que no permite salida alguna. Tan pronto como la salida aparece o se hace posible, lo trágico se esfuma”. En ‘Todos los saben’ no hay vías de escape. Tampoco hay inocentes, si se exceptúa a la adolescente Irene.

La ceremonia

Por lo demás, la ceremonia de anoche en Sevilla, si bien estuvo muy lejos del fracaso de 2018, no acabó de funcionar del todo.

La pareja Andreu Buenafuente-Silvia Abril tuvo bastantes buenos momentos en directo, pero lo mejor de su actuación fue el prólogo de ficción que se proyectó antes de comenzar propiamente la gala y que representaba la huida imaginaria a toda velocidad de los dos presentadores por las calles de Sevilla después de la gala, una divertida pieza con algo de corto cinematográfico. Otra vez el cine le ganaba al teatro.

Buenafuente y Abril no tienen en el escenario la química que sí suele exhibir Buenafuente con Berto Romero. Lástima. Aunque trabajado, a su guion le faltó desenvoltura, ingenio, convicción, tal vez atrevimiento. Sus papeles sobre el escenario no estuvieron suficientemente perfilados: ni Buenafuente hacía del todo de Buenafuente ni Abril hacía del todo de Abril.

El arnés y la tuna

El ‘sketcht’ de Berto Romero y Javier Broncano colgados de un arnés sobre el escenario tampoco funcionó. Ni siquiera quedó claro si había fallado la tramoya o es que simplemente la escena no tenía gracia. Menos dudas cupieron sobre la irrupción en escena de –socorro– ¡¡¡una tuna!!! ¿Una tuna en una gala de cine de la segunda década del siglo XXI? ¿Perdona?

Tampoco fue acertada la realización televisiva del ‘in memoriam’. El diseño y la proyección de la imagen de las personas del cine fallecidas en 2018 estaban muy sobria y acertadamente concebidos, así como el emotivo acompañamiento musical de James Rhodes, pero en la televisión no se podían leer los nombres a quienes el cine daba su último adiós.

Lo mejor

En lo que atañe propiamente al espectáculo, lo mejor fue la actuación de Rosalía y su sofisticada aunque algo tenebrosa versión de ‘Me quedo contigo’ de Los Chunguitos.

Aun así los antiguos hubiéramos preferido que sonara la versión gitana original mientras en el escenario se proyectaban los rostros de los muertos que, a pesar de los pesares, se quedaron con el cine, al que nunca habrían cambiado por el cielo, las ideas o la gloria.

Concluyamos. La gala no fue de las mejores, pero pasó la prueba. ¿Con qué nota? Digamos que con un 5,9: casi tan lejos del aprobado como del notable.