La investigación la ha venido realizando la Policía Nacional y el protagonista de la misma es un singular vecino de Sevilla que podría haber estafado más de tres millones de euros, según los datos reunidos por los investigadores. El personaje es, en todo caso, bastante peculiar. Su nombre es Manuel Tobaja Villegas, es doctor en Historia del Arte, es un conocido restaurador de ornamentos cofrades y es un experto en el imaginero sevillano Castilla Lastrucci. Y, al parecer, es también un consumado estafador. Es lo que piensa la Policía, que le atribuye una presunta estafa de 3,2 millones de euros a más de 50 personas que le habrían prestado dinero tanto a él personalmente como a su fundación ‘Luz del Mundo’, de ayuda a los presos, o a empresas vinculadas con ella. La deuda podría ascender a 3,2 millones de euros. Tobaja ya fue detenido en Puerto Rico, donde pasó siete años en la cárcel y donde se había hecho pasar por sacerdote. Al parecer, se fugó y fue detenido hasta en 11 ocasiones. Tras aquella peripecia recaló de nuevo en Sevilla, desde donde a su vez había huido a Puerto Rico en el año 2000 precisamente para eludir a la justicia española, que lo había condenado por diversas estafas. Según Canal Sur Televisión, Manuel Tobaja prometió hace unas semanas pagar todo el dinero a sus acreedores, entre los que figura, por ejemplo, una familia de Jerez que le reclama 600 mil euros tras perder varios inmuebles que hipotecó para prestarle esa cantidad. La Policía mantiene la investigación abierta. Según la prensa local sevillana, Tobaja coordinó en 1985 el taller de restauración Isbilia, que realizó numerosos trabajos para iglesias y hermandades, y hasta fue director del coro de la Hermandad de la Vera-Cruz y vestidor de la Soledad de San Lorenzo.
Sobre su Fundación Luz del Mundo, ha escrito Tobaja: “No podíamos imaginarnos, aquella templada noche de invierno, en Puerto Rico, ni el hermano Lolo (Carmelo Díaz Cruz) ni yo, dónde se encontraría hoy el Movimiento que estábamos organizando, solamente, en nuestros pensamientos; y, mucho menos, la Fundación que le da soporte. Lo que sí teníamos claro era que aquella idea que estábamos fraguando los dos, él desde la libertad y yo desde la reclusión en prisión, no era obra nuestra sino una inspiración y un don de Dios".