Se avecinan tiempos interesantes en el Parlamento de Andalucía. La encuesta del CIS conocida este jueves no dice nada nuevo que no hayan dicho otras, aunque lo dice de un modo distinto. Coincide con todas las publicadas hasta ahora en esto: ganará el PSOE pero sin mayoría absoluta; sufrirá un severo retroceso el PP; irrumpirá con mucha fuerza Podemos y con alguna Ciudadanos; y bajará peligrosamente Izquierda Unida. Ahí, en esas generalidades, se acaban las coincidencias, ya que, yendo a lo concreto, las diferencias de porcentajes que unas y otras atribuyen a cada partido son en algún caso abismales. La coincidencia que más se repite es la referida a los socialistas de Susana Díaz, a quienes todas las encuestas sitúan en el entorno del 35 por ciento. No ocurre así con las otras fuerzas políticas. He aquí unos ejemplos: Metroscopia concede a Ciudadanos un 11 por ciento, frente al 4,6 que le otorga el CIS; Capdea, de la Universidad de Granada, le 8,4 a IU (5 el CIS) o un 29,1 al PP (25,7 el CIS). ¿Demasiado abultadas las diferencias? Quizás no tanto si se tiene en cuenta que, al menos en el sondeo del CIS, nada menos que un 41 por ciento de encuestados dicen no tener decidido su voto. Con tanto indeciso, la ciencia prospectiva tiene mucho de juego de la ruleta. PACTAR O NO PACTAR No obstante, por tamaño de la muestra y por prestigio institucional la encuesta del CIS es la que partidos y analistas miran con más respeto. También aquí el titular que más está circulando es que Susana Díaz se vería obligada a optar entre el Partido Popular y Podemos, las dos únicas fuerzas con representación suficiente para garantizar la estabilidad del Gobierno. Díaz ha descartado en la precampaña cualquier pacto futuro con ambos partidos, pero tampoco conviene tomar esos compromisos demasiado al pie de la letra: la aritmética parlamentaria hace amigos que uno nunca habría imaginado, como bien sabe el popular José Antonio Monago en Extremadura. No está claro, sin embargo, que una Susana Díaz en minoría pero a gran distancia del segundo clasificado vaya a pasar tantos apuros para gobernar como auguran quienes van a perder las elecciones. Díaz solo pasaría verdaderos apuros si, con los datos del CIS en la mano, PP y Podemos votan juntos, una circunstancia que no perdonarían fácilmente los votantes de uno y otro partido. A la hora de la investidura, si en la primera votación no hay –como es previsible– mayoría absoluta a favor de Díaz, en segunda votación para investirla valdría la mayoría simple, que el PSOE obtendría sin dificultad salvo que PP y Podemos votaran en contra de la candidata, lo que a su vez abocaría a una nueva convocatoria electoral. Obviamente, todo sería más fácil para el PSOE si la suma de sus escaños con los de IU o con los de Ciudadanos diera mayoría absoluta, pero la encuesta del CIS no contempla esa opción aritmética. DÍAZ AVENTAJA A SU PARTIDO Ahora bien, una mirada más atenta a las tripas del barómetro del CIS sugiere algunas conclusiones relevantes. La primera de ellas es la hegemonía indiscutible del Partido Socialista en el electorado andaluz incluso perdiendo, como pierde, posiciones con respecto a 2012 (39,5 por ciento de los votos y 47 escaños). La segunda conclusión, encadenada a la primera, es la fortaleza del liderazgo de Susana Díaz. La presidenta mejora significativamente todos los porcentajes de su partido: si la gestión del PSOE la ven mal y muy mal un 44 por ciento de encuestados, ese porcentaje baja casi 15 puntos cuando se pregunta por la presidenta, que además es la única líder que aprueba; si un 11 por ciento le da un Bien a la gestión del PSOE, a Díaz le dan un 18,9. VICTORIA SOCIALISTA EN LOS PARCIALES Pero la ventaja socialista no se sustenta solo en el liderazgo personal de Díaz. El PSOE gana por goleada todos los parciales del CIS: a la pregunta de qué partido defiende mejor los intereses de los andaluces, un 28,5 contestan que el PSOE, a mucha distancia del 9,2 del PP o del 6,8 de Podemos. Y lo mismo ocurre con el partido que inspira más confianza (PSOE 24,6; PP 11,1; Podemos, 10,8), el partido que tiene mejores líderes (33,6, 9,4 y 5,7, respectivamente), el que está más unido (22 PSOE, 14 PP), el que está más capacitado para gobernar (29 frente a 11,9) o aquel al que uno jamás votaría (un 32 por ciento de los encuestados nunca votaría al PSOE, frente al 59 y 51 por ciento a PP y Podemos). En todas estas variables, IU queda muy por detrás de Podemos. También son mayoría los encuestados a quienes les gustaría que ganara el PSOE (28,3 por ciento frente al 15,8 de Podemos o el 14,5 del PP). PODEMOS AGUANTA Quienes se frotaban las manos con un supuesto descenso de Podemos habrán dejado de hacerlo a la vista del barómetro del CIS. Si en estimación de voto la formación que lidera Teresa Rodríguez se sitúa en un sólido 19,2 por ciento, en voto directo aventaja al PP: 13,7 frente a 12,8. Sin embargo, en cercanía de los partidos a las ideas de los entrevistados, el PP está un poco por delante (13,1 frente a 12,4) y ambos a mucha distancia del PSOE, que los aventaja con un rotundo 32,9 por ciento. Y otro dato más de interés para Podemos: un 15 por ciento de los encuestados dudan entre votar al PSOE o votar a Podemos, una bolsa de indecisos donde el partido de Iglesias bien podría obtener ganancia. ¿UN PP HUNDIDO? Si la fuerza de Podemos no es una sorpresa en la encuesta sí lo es, en cambio, el hundimiento del Partido Popular, que se aproxima peligrosamente a su cota de 1990, cuando apenas lograba el 22 por ciento de los sufragios. Una pregunta revela especialmente ese mal momento del PP: el recuerdo de voto. Habiendo vencido en 2012 por un 40,6 por ciento, ese porcentaje mengua hasta un escuálido 22,5 por ciento cuando a los andaluces se les pide que hagan memoria y digan a quién votaron hace tres años. Aun con todo, sigue siendo bastante inverosímil que el PP regrese a las posiciones de 25 años atrás, como es, por otra parte, improbable que el PSOE no mejore ese 34,7 por ciento teniendo en cuenta que en las cualitativas sale claramente victorioso. La peor parte va para IU, puesto que Ciudadanos estará por primera vez en el Parlamento eso ya es un éxito político. El desconcierto en la coalición es absoluto: el huracán de Podemos parece que va a arrasarlos sin remedio. Sobre todo si, como ha venido ocurriendo hasta ahora, no ponen nada de su parte para remediarlo.