Se acabó lo de ponerse ciego de grasas, dulces y proteínas. La Legión le ha declarado la guerra abierta a los michelines que no solo afean la figura de sus aguerridos miembros sino que además están echando a perder la legendaria imagen de un cuerpo que siempre presumió del cuerpazo de sus muchachos.

Según adelanta en edición de hoy El País en una información firmada por Miguel González, un documento interno del cuartel general admite que la Brigada de la Legión (Brileg) “se halla inmersa en una situación que demanda una serie de medidas para paliar el sobrepeso entre su personal”. Se someterán al plan los más de 3.000 efectivos de la Brigada de la Legión en Viator (Almería) y Ronda (Málaga).

Maduros y algo gorditos

Según dicho documento citado por el periódico, “la media de edad alta del personal de la Brileg, unida a un desgaste físico importante [...], a una falta de medios e instalaciones que permitan realizar una preparación física diversa y motivante, y una sensación general de conformismo ante este problema del sobrepeso, de cierto arraigo social en nuestra sociedad, han sido factores que han ayudado notablemente a la propagación de este problema”.

Plan IMC en marcha

La ofensiva a muerte contra el sobrepeso tiene un nombre: Plan IMC, cuyas siglas significan Índice de Masa Corporal. Todos a dieta, pues, aunque lo primero será someterse a un reconocimiento médico para determinar cómo andan de michelines los velludos combatientes. Pero no solo ellos: los y las combatientes, pues el plan no discrimina por sexos, sino por kilos.

El programa será muy severo: habrán de reducir entre medio y un kilo por semana. Los mandos vigilarán de cerca las calorías ingeridas diariamente por la soldadesca, que se arriesga incluso a la expulsión del cuerpo si sucumbe a las delicias de la sobrealimentación. Y además de restringir la comida, habrán de extremar el ejercicio físico.