Anoche en la sevillana calle San Fernando respiraron con alivio. La dirección regional del Partido Popular tenía buenos motivos para apuntarse como propia la victoria de Soraya Sáenz de Santamaría en las primarias del partido: en el cómputo global, la vicepresidenta ganó por apenas tres puntos a Pablo Casado, pero cerca del 55 por ciento de los 11.658 andaluces inscritos para votar lo hizo por Santamaría, cuyas 5.581 papeletas en el sur fueron decisivas para el triunfo final. María Dolores de Cospedal sumó 2.907 votos y Casado únicamente 1.663.

El presidente del PP andaluz, Juanma Moreno, y el expresidente Javier Arenas, todavía con gran predicamento entre la militancia, apostaron abiertamente por Santamaría, sabedores de que una victoria de María Dolores de Cospedal podría haber resultado letal para su continuidad en la cúpula dirigente de la formación conservadora: en el caso de Arenas de forma fulminante y en el de Moreno tras las próximas elecciones autonómicas.

El cómputo

Soraya Sáenz de Santamaría ganó en cinco provincias: Cádiz, Granada, Huelva, Málaga y Sevilla; Cospedal lo hizo en Almería, Córdoba y Jaén, pero el cómputo puramente provincial es engañoso, pues ganar en Málaga y Sevilla, que sumaban casi 5.500 inscritos, no es lo mismo que ganar en Almería o Jaén.

La vicepresidenta arrasó en la crucial provincia de Sevilla, donde la influencia de Arenas sigue siendo determinante, donde sumó casi 1.700 votos frente a los apenas 800 de Cospedal. Santamaría también arrasó en Málaga, donde obtuvo más del 70 por ciento de los votos, lo que deja en una posición algo incómoda al alcalde de la capital, Francisco de la Torre, que unas horas de la votación se posicionó a favor de Cospedal.

La batalla no ha terminado

No obstante, la batalla no ha terminado ni mucho menos. Andalucía aporta 475 compromisarios al congreso que, los próximos días 20 y 21, elegirán al nuevo presidente o presidenta. De todos ellos, cerca de un 30 por ciento serían, en principio, afines a Cospedal: si votan siguiendo los deseos de la todavía secretaria general, el nuevo líder del PP podría ser Pablo Casado.

Se da por seguro que la exministra de Defensa hará todo lo que esté en su mano –y hasta un poco más– para que su enemiga íntima Soraya Sáenz de Santamaría no sea la futura presidenta del PP. Con ese dato en la mano, la dirección del PP andaluz seguramente apostará por una candidatura de unidad de Santamaría y Casado, aunque este último prefiere postularse en solitario, consciente de que la baza de los compromisarios le es favorable.