La presidenta de la Junta, Susana Díaz, aseguró ayer en una entrevista radiofónica que no habló con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sobre una posible convocatoria conjunta de elecciones autonómicas y generales y ha subrayado que ella quiere "un debate sólo de Andalucía, por Andalucía y en andaluz", aunque ha advertido de que ahora no está "en eso", informa Efe.


"Estoy convencida de que cuando se convoquen las elecciones en Andalucía serán elecciones en andaluz, con acento andaluz y hablando de Andalucía", insistía en esa entrevista en la Cadena Ser.


Resulta, en todo caso, poco creíble en que las dos horas largas de reunión ambos mandatarios ni siquiera intercambiaran impresiones sobre lo que está en boca de todos: el posible adelanto electoral en Andalucía, pero también, aunque en menor medida, en España. 

El aguante tiene un límite

Las palabras de la presidenta ponían una cierta sordina a las intensas especulaciones periodísticas sobre la eventualidad de un adelanto de las elecciones generales, sobre todo a raíz de la radicalización del PdCat tras su congreso del pasado fin de semana. El runrún del adelanto se vio alimentado por las palabras de la portavoz del Gobierno central al afirmar que este no aguantaría “más de lo razonable” la desafección de quienes votaron a favor de la moción de censura que hizo a Sánchez presidente. Sin los votos de los ocho diputados postconvergentes, el Ejecutivo no tiene mayoría parlamentaria.

Desde el PSOE andaluz nunca se ha visto con buenos ojos una posible coincidencia de autonómicas y legislativas, aunque el origen de esa resistencia era el enfrentamiento a cara de perro entre Ferraz y San Vicente durante la larga crisis orgánica del PSOE que se saldó con la victoria de Sánchez frente a Díaz en las primarias de mayo del año pasado. El encuentro de ambos en la Moncloa el pasado lunes ha supuesto un punto de inflexión tal vez no en los sentimientos recíprocos de rechazo pero sí en la relación política propiamente dicha.

"Me llamaban costurera"

Susana Díaz ha lamentado que estén todos los partidos "con mucho ruido, con mucho nerviosismo por la fecha de las elecciones, parece que estuvieran preocupados más por su futuro" y ha manifestado que no cree que la gente vaya a cambiar de opinión por votar un mes u otro.
Díaz ha indicado que ve al líder de Ciudadanos, Albert Rivera, "un poquito desquiciado", lo que ha achacado a que "todavía no ha encajado bien lo de la moción" y eso le ha llevado a estar dos semanas "generando ruido y metiéndose con el Gobierno de Andalucía".


Sobre el PP-A, ha dicho que no quiere "hurgar en la herida" y decir que han salido "debilitados" del congreso nacional porque han "perdido" y ha optado por mostrar su respeto "a todos los dirigentes" del partido y "a lo que elijan en su casa".
"Me llamaban la costurera del PSOE y ahora todo el mundo cose", ha ironizado la presidenta, quien ha recordado, en referencia a Juanma Moreno, que "te tienen que ratificar cuando te han nombrado a dedo", no cuando te elijen tus compañeros.


El atropello

Díaz ha criticado que el nuevo presidente del PP, Pablo Casado, amenace a Andalucía con "quitarle" 350 millones, en referencia a su rechazo a la ampliación del déficit, y ha desvelado que ya le ha trasladado a Moreno que la nueva dirección no puede seguir "atropellando" a la comunidad.
 Sobre el máster de Casado, ha indicado que no sabe "lo que hizo o dejó de hacer, pero él sabrá su nivel de responsabilidad" e imagina que actuará "con transparencia".


En cuanto a la confluencia de Podemos e IU, ha respondido que le da igual si el candidato es Teresa Rodríguez o Antonio Maíllo, "lo que elijan sus militantes o los confluyentes", pero ha reclamado que dejen de ser "muleta de la derecha".
 Respecto al juicio de los ERE, ha señalado que espera "que sea rápido y cuanto antes se aclaren y depuren las responsabilidades judiciales".