Maceteros de lujo y bancos para selfies, el Ayuntamiento de Benalmádena sigue gastando sin control. Como floridos caprichos y postureo urbano podríamos calificar la actitud de compra compulsiva innecesaria el Ayuntamiento de Benalmádena. Un alcalde del PP, Juan Antonio Lara, que no suelta el monedero.
El regidor popular sigue la racha de gastos de dudosa prioridad en Benalmádena. Esta vez, el Ayuntamiento ha decidido invertir casi 39.000 euros del erario público en un lote de 23 maceteros nuevos, a razón de 1.694 euros la unidad. Un desembolso que, según recoge el periódico local Ole Benalmádena, ha servido para “embellecer” la calle Las Flores y la plaza Adolfo Suárez, en la zona de Pueblosol, aunque no todo el mundo comparte ese entusiasmo floral.
La medida, anunciada como parte de un plan de embellecimiento urbano, ha generado controversia. Según recoge el medio local Ole Benalmádena, los comerciantes de la calle Las Flores aseguran que los nuevos elementos dificultan la carga y descarga de mercancías, provocando colapsos desde primera hora de la mañana. Una frutería con más de diez años de actividad advierte incluso de un posible cierre si no se corrige la situación, lo que dejaría sin sustento a dos familias.
En la zona de Pueblosol, el impacto ha sido menor, ya que se han sustituido jardineras de colores vivos por las nuevas de diseño más sobrio. Aunque se ha optado por plantas naturales, el coste de estas no ha trascendido, lo que añade otra incógnita al gasto total.
Esta no es la primera inversión municipal en jardinería decorativa. El pasado mes de marzo, el equipo de gobierno ya destinó 161.215 euros a la compra de maceteros con flores artificiales, a unos 154 euros por unidad, repartidos en distintas zonas del municipio. Esta cifra no incluye la mano de obra para su instalación.
A estos elementos se suman otros gastos municipales recientes que han generado críticas por su carácter, para algunos, excesivamente estético o superfluo. Entre ellos, destaca la compra de tres bancos para selfies, con un coste total de 2.541 euros. Desde el PP local defienden estas actuaciones como parte del “compromiso del gobierno de Juan Antonio Lara por embellecer el municipio y cuidar cada detalle”. Sin embargo, el debate está servido entre los vecinos, que se preguntan si esta apuesta por la imagen no está resultando demasiado costosa para las arcas públicas.
Lista de más gastos que engordan la polémica
Como venimos informando desde ElPlural.com, desde la oposición se ha denunciado una larga lista de inversiones a las que califican de innecesarias y que, a su juicio, retratan a un alcalde más preocupado por la estética y el gesto que por las prioridades reales del municipio. Entre estos gastos figuran:
- 50.000 euros en banderas firmadas personalmente por el alcalde, entregadas a asociaciones y deportistas.
- Maletas Samsonite por valor de 2.394 euros, adquiridas para viajes institucionales de concejales.
- Un videomapping navideño que costó 4.000 euros diarios, pese a la escasa afluencia registrada.
- Una cafetera de alta gama para la alcaldía, adquirida por 482,55 euros, a pesar de que ya existía una en la sede consistorial.
- Ramos de rosas “premium” valorados en 100 euros cada uno, adjudicados a un proveedor con presuntos vínculos con asesores municipales.
- Retratos del Rey Felipe VI, con láminas que alcanzaron precios de 26 euros la unidad.
- La renovación del logotipo municipal, que según la oposición tuvo un coste superior a 150.000 euros, incluyendo papelería, rotulación y rotulación de vehículos.
- Más de 4.100 euros en subvenciones al Obispado, además de gastos en banquetes y catering institucionales.
- El retapizado de sillas del salón de plenos, calificado por el PSOE como “puro despilfarro”.
- 6.000 euros en comidas cargadas al Puerto Deportivo de Benalmádena en apenas un mes.
- El incremento del número de cargos de confianza de 12 a 25, con una subida salarial del 10%.
- Pagos de hasta 6.000 euros por auditorías puntuales sobre urbanismo y el Puerto Deportivo.
Desde el PSOE y otros grupos de la oposición insisten en que esta acumulación de gastos refleja una gestión basada en el “marketing político y el ornamento”, más que en atender las necesidades estructurales del municipio.