Ante una situación económica que el PP no puede controlar y que se atisba que empeore, aderezado además de una contestación social que hoy comenzará a tomar forma en la calle, no era previsible grandes mutaciones en las ponencias de carácter socieconómico. Por ello la única expectativa creada era que el ideario popular se abriese dejando de ser confesionalmente cristiano o aceptando cuestiones concernientes a lo ético o moral tales como la aceptación legal de los matrimonios gays.

Pasa su problema con los gays al Constitucional
Ni una cosa ni otra. Lejos del cambio, el PP ha preferido encorsetarse y enrrocarse doctrinalmente en los viejos atavismos caducos de la confesionalidad. Seguirá siendo un partido cristiano y pasa su “problema” con el mundo gay al Constitucional para que el éste decida si los matrimonios son legales o no. Todo previsible. Convendría recordar aquí que Mariano Rajoy se mostró a favor de modificar la ley antes de las elecciones y de hecho provocó el recurso constitucional contra le ley en 2005.

“Con flores a Mariano que padre nuestro es” en la “Bulgaria engominada"
La “Bulgaria engominada” -como ya han calificado el Congreso del PP por la abrumadora mayoría y la inexistencia de la más mínima crítica- ha cantado “Con flores a Mariano que padre nuestro es”. El cónclave del PP está siendo efectivamente, un coro de 2.000 compromisarios que echan flores de color unánimesabsolutas ante el altar del jefe. Ante la apertura de la mayoría de los conservadores europeos -exceptuando prácticamente a la CDU alemana- al laicismo y a otras formas de entender la vida, el PP sigue siendo un partido de vocación y confesión cristiana. Ni siquiera los datos sociológicos que indican que hace tiempo que España dejó de ser confesional y que nos hallamos en una sociedad abierta, tolerante y plural, han provocado el cambio de rumbo.

Enmienda derrotada
Los compromisarios del PP, por esa misma mayoría albana que han exhibido en todo el congreso, han confirmado que mantendrán la palabra cristiano en la definición de su partido. Ni la propuesta y enmienda de la retirada de la palabra por parte de la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes y del concejal del Ayuntamiento de Madrid Ángel Garrido, han servido para modificar en lo más mínimo el texto elaborado por Núñez Feijóo entre otros.

La palabra “cristiano” no tiene connotación religiosa
El propio González Pons tuvo que hacer esfuerzos dialécticos para defender lo indefendible por mucho que el ex vicesecretario de Comunicación de PP, sea experto en ello. Pon dijo ayer que la palabra “cristiano” como definición ideológica de su partido, no tiene ninguna “connotación religiosa” sino que se trata de “una manera de caracterizar a determinados partidos políticos”. “Es simplemente una manera de denominar a determinados partidos políticos del centro-derecha europeo, dijo... y se quedó tan pancho.

Arenas y Cospedal, número dos y cuatro, exponentes de la confesionalidad
Con estos mimbres no extraña que la cesta sea confesionalmente cristiana. El PP más que señas de identidad tiene señas de santidad. La prueba está en que tanto los números dos y cuatro de Génova 13, Cospedal y Arenas, orbitan en lo religioso. Cospedal, participante activa de cuanto acto necesite de mantilla, cirio y peineta, está en el núcleo más integrista del PP. Arenas proviene del PDP y nunca ha negado sus orígenes democristianos. Arenas es la aportación democristiana del PP sin ningún tipo de duda. Su última y reciente aparición ante la imagen de “La Macarena” de Sevilla acompañando al “hermano” Francisco Camps, no deja duda de sus opciones morales y religiosas que todo su partido debe defender por estar incluidos en los Estatutos. Estatutos y confesionalidad nacida de la unanimidad absoluta, claro está.