En las elecciones andaluzas del 19 de junio las derechas españolas libran al menos dos batallas simultáneas, una oficial y bien visible y otra oficiosa y subterránea pero no menos trascendental. Esta última tiene como protagonistas al presidente nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, y a la presidenta del partido en Madrid y en la comunidad, Isabel Díaz Ayuso.

Si Ayuso encarna, decididamente y sin complejos, un PP pro Vox, Feijóo, y con él el candidato andaluz Juan Manuel Moreno, está apostando por un PP no explícitamente anti Vox pero sí claramente diferenciado de los ultras: un PP con una cierta vocación de transversalidad y moderación cuyo representante territorial más relevante sería sin duda Moreno.

En ese contexto, Génova y San Telmo parecen estar de acuerdo en mantener alejada a Ayuso de territorio andaluz mientras dure la campaña electoral. En principio solo hay prevista una visita de la presidenta madrileña al sur: será hoy en la provincia de Cádiz. Al mediodía estará en Jerez y por la tarde en Algeciras, donde compartirá tribuna en un mitin no con su homólogo andaluz, sino con el coordinador general del PP, candidato por Málaga a las elecciones del 19J y coordinador de campaña, Elías Bendodo.

La escasa presencia de Ayuso en la campaña andaluza contrasta con la desplegada en la de Castilla y León, donde sí tuvo un protagonismo muy destacado. En el cuartel general de San Telmo tienen buenas razones para orillar a la líder madrileña: la principal de ellas, que Andalucía no es Madrid ni Moreno es Ayuso.

Con la populosísima capital a la cabeza, la comunidad del centro geográfico ha sido tradicionalmente territorio conservador y de hecho ha venido siendo gobernada por el PP desde hace casi tres décadas, mientras que en Andalucía ha sucedido todo lo contrario: tras 37 años de gobiernos socialistas, incluso ahora, que lleva desde 2018 gobernada por la derecha, la autoubicación ideológica mayoritaria entre los andaluces sigue siendo el centro izquierda.

Hasta el 19 de junio, Moreno y los suyos no quieren en Andalucía nada que huela a Vox. Y Ayuso desprende ese -hedor para unos y perfume para otros- olor inconfundible a populismo del que el presidente andaluz huye como de la peste.

Y si Ayuso huele a Vox, Alfonso Fernández Mañueco lleva a los ultras colgados del brazo allá donde va. El presidente de Castilla y León lo es gracias a la ultraderecha y además se viene mostrando preocupantemente pusilánime ante las barbaridades y exabruptos de su vicepresidente y líder regional de Vox, Juan García-Gallardo.

No resulta por ello extraño que Mañueco estuviera ayer haciendo campaña en Andalucía, concretamente en la provincia de Jaén, pero sin la compañía de Moreno. El presidente castellanoleonés estuvo en La Guardia, Villargordo, Bailén y Guarromán acompañado del candidato número 1 del PP de Jaén al Parlamento andaluz, Juan Bravo, el presidente provincial Erik Domínguez y la secretaria general Elena González.

Seducidos por la idea de que pueden pescar un buen puñado de votos en los caladeros socialistas, los estrategas del PP ni siquiera están cargando las tintas contra el Partido Socialista como tal. Tampoco contra Juan Espadas, al que astutamente ignoran: el blanco de sus dardos es Pedro Sánchez y ‘sus aliados independentistas que no creen en España’. Saben que en la Andalucía declaradamente españolista muchos votantes socialistas ven con recelo la alianza de su partido con ERC o la no beligerancia con Bildu.

Temerosos de la pujanza de Vox, desde San Telmo apelan al voto útil convencidos de que, según las encuestas, hay un porcentaje nada despreciable de votantes de Vox todavía indecisos que podrían regresar al PP. Traer a Ayuso o a Mañueco a la campaña sería contraproducente para lograr ese objetivo

Quien, por el contrario, sí tendrá una presencia importante en la campaña andaluza será Alberto Núñez Feijóo. Las encuestas han mejorado mucho para el PP desde que él sustituyó a Pablo Casado y tanto su perfil como su trayectoria están mucho más cerca de Moreno que de Ayuso. Un ‘ayusazo’ en Andalucía haría palidecer el éxito electoral de la presidenta madrileña, cuya apuesta populista y pro Vox se vería relegada por la victoria de un PP igualmente conservador pero mucho más templado en las formas y alejado de Vox en los contenidos. La batalla oficiosa y subterránea dentro del PP se libra en Andalucía.