Al abrir la puerta del taller de baile flamenco de los corrales del Pelícano, un oasis para artesanos y artistas del centro de Sevilla, sorprende la calidez y el confort. “Come in”, nos dice Carmen Ledesma (Sevilla, 1956), bailaora e institutriz cuya rutina se ha acompasado a la globalización que acarrea el turismo. “Si queremos vivir de esto, hay que abrir puertas”, explica una de las figuras más respetadas del flamenco actual.

En otro punto del centro de Sevilla, la artista y gerente de La Galería Roja, Cielo Díaz, asume el mismo discurso, “muchos no habríamos salido adelante sin la demanda de los visitantes que siempre preguntan por artistas locales”. La búsqueda de lo auténtico es la ilusión de todo turista. Esa búsqueda y esa demanda está propiciando la amplificación de señas de identidad muy locales.

Son aspectos positivos para propuestas culturales que se convierten en una actividad económica estable y en expansión, es el arte de sello local. En ese sentido, el flamenco y la pintura son apuestas obvias de Sevilla.

No obstante, la ciudad y sus vecinos, se ven obligados a convivir con un aluvión turístico que no deja de superarse. 2023 está llamado a ser un año récord. Los últimos datos de octubre suman un 20% de visitantes más de los que llegaban antes de la pandemia. Este boom provoca que los roces entre turistas y vecinos no dejen de crecer.

Obligados a convivir

La convivencia entre el turismo y los vecinos ha llevado a varias asociaciones vecinales de Sevilla a forzar un código de buenas prácticas. El sector turístico se sentó a negociar y ahora, los alojamientos tendrán que incorporar medidores de ruido y se informará a los visitantes sobre normas básicas de convivencia.

El acuerdo es un primer paso entre la Asociación de Profesionales de Viviendas y Apartamentos Turísticos de Andalucía (AVVAPro),  que integra a unas 10 mil  viviendas turísticas en Andalucía, el Colegio de Administradores de Fincas de Sevilla y el Ayuntamiento de Sevilla.

Son medidas limitadas para regular una convivencia que, gracias a un vacío legal, ha convertido a comunidades de vecinos en hervideros insostenibles en los que pugna la convivencia urbana con la pulsión de ampliar ganancias económicas.

El alcalde de Sevilla, el popular José Luis Sanz, cogió el bastón de mando asegurando que no habría más pisos turísticos. Pero la realidad es que los consistorios tienen las manos atadas y los entornos más emblemáticos se ven expuestos a la voracidad de una industria que está descomponiendo los barrios de la capital.

La pelota está en el tejado de la Junta de Andalucía que lleva anunciando y retrasando el esperado Decreto que regule las viviendas con fines turísticos. La Consejería de Cultura, Turismo y Deportes afirmó que a finales de 2023 o en enero de 2024 debía estar listo. A pregunta de este medio, fuentes de la Consejería afirman que estará listo en un par de semanas. Pero, para muchos barrios, ya es tarde, por la pérdida de valor social en zonas saturadas.

Turismo en Sevilla

Una revolución que nos definirá

La cuántica nos dice que un átomo adquiere ciertas características en cuanto es observado. La Sevilla cuántica es observada por millones de turistas (3,4 en el año completo de 2022, que será superado por 2023) y eso está provocando que, artistas como Carmen Ledesma, estén acostumbradas a lidiar con una audiencia global.

Ledesma, bailaora, lleva años impartiendo clases a un alumnado que, cada vez más, está repleto de estudiantes extranjeros. Nos atiende mientras prepara su clase con una alumna italiana y otra alemana, “yo no doy clases a guiris, doy clase a flamencos, ya está bien de pensar desde las fronteras”.

Ledesma tiene un discurso fresco y abierto a la integración de artistas internacionales en la comunidad flamenca, “si no nos abrimos, nos morimos”. Asume que los círculos de los tablaos flamencos más ilustres son círculos muy cerrados. Espera que, enseñando flamenco a extranjeros, “en un futuro”, pueda haber otras academias como la suya en Países Bajos, Holanda o Japón.

Un nuevo autoretrato

Si tablaos flamencos y gitanas de más de 60 años están acostumbradas a chapurrear inglés o chino, no es de extrañar que también lo estén en la Galería Roja. Es un espacio dedicado al arte que ha asumido el rol de conexión entre visitantes y la comunidad de creadores regionales. “Cada vez vendemos más un trabajo que está en el punto de encuentro entre la obra de arte y el souvenir”, explica la artista y gerente del local, Cielo Díaz.

“Muchos viajeros nos pedían cosas sobre los sitios en los que habían tenido vivencias”, detalla. Muchos artistas han encontrado un flujo de ventas estable en representaciones de escenas y escenarios sevillanos. Es un nuevo folklore tamizado con expresiones artísticas de hoy día, pero que refleja a Sevilla y su modo de vida.

Esa nueva mirada sobre lo cotidiano, sobre el paisaje y el paisanaje cristaliza en un trabajo conjunto: ’The Sevillaner’, una publicación que nació como homenaje a la reviste The New Yorker en la que cada artistas expresa las señas de identidad de la ciudad, “se trata de contar con un recopilatorio de la infinidad de miradas artísticas que puede tener nuestra ciudad”, nos explican desde la sala de máquinas de la publicación, el espacio ‘Manifiesto Taller’.

The Sevillaner ha tenido una repercusión “increíble” para sus promotores, que empezaron utilizando la publicación como una especie de punto de encuentro que tenía salida en mercados artesanales y, a día de hoy, exporta infinidad de productos, sobre todo láminas, vía online.

Obras con muy diversos estilos tienen a Sevilla como protagonista. No es algo totalmente nuevo, pero sí es un mercado novedoso que, inevitablemente, está ligado al boom turístico, “hay un público numeroso que quiere recuerdos, que ama el arte, pero quiere descubrir miradas autóctonas”, lo local es exótico y para numerosos artistas, esto es una oportunidad para desarrollarse.

Arte en el marcado, pero arte al fin y al cabo

Que el turismo está siendo una nueva oportunidad para artistas locales no exime que los creadores mantengan su pulso crítico. Las obras de Sevillaner transmiten también una mirada ácida y mordaz, que reclama que la ciudad es un espacio en el que vivir.

“Por supuesto”, valoran desde el colecto de The Sevillaner, “no estamos a favor de vivir en una ciudad que es un parque temático, y eso se ve en algunos de nuestro trabajo. Pero simplemente propiciamos un punto de encuentro para el viajero y el artista”.

El turismo llena cualquier rincón de Sevilla

El turismo llena cualquier rincón de centro de Sevilla. Lo saben bien los vecinos que habitan en él. “Hay veces que no tienes ni por dónde pasar”, explica Jaime Bayo, artista teatral que, junto a Rosa del Cerra, llamó la atención de miles de curiosos con la performance callejera de Atentados Teatrales.

Escogieron uno de los días más bulliciosos de navidad en el centro de Sevilla para interpretar una mudanza. La performance consistía en una pareja que, como tantas otras, ha sido expulsada de su piso de alquiler porque el casero ve más rentable apostar por el alojamiento turístico. Así que los dos actores filmaron una mudanza improvisada en un centro atestado de gente.

“Nos miraban con curiosidad, pero también con agresividad, curiosamente la gente me hacía sentir que estaba de más en mi propio barrio”, explica Jaime, sobre su performance teatral. Una mudanza a pie, portando lámparas, utensilios de cocina, todo lo que hace falta para vivir, haciéndose notar entre la muchedumbre, porque los vecinos normales “también existimos”.

“Queríamos hacer pensar a las miles de personas que hay en el centro que en ese mismo espacio en el que ellos compran, se divierten y se hacen fotos, que hay gente que vive. Es una ciudad, no un escenario”, aclara Rosa.

La performance tuvo gran impacto en redes sociales, “multiplicamos nuestras visitas, está claro que tocamos una tecla sensible”, reflexiona Jaime. Ambos actores viven en el centro, ambos obtienen sustento económico con contratos en el sector servicios. Pero ambos lamentan la pérdida de la idiosincrasia local.

El turismo, al igual que lo hizo la industrialización o el coche está revolucionando nuestras ciudades, y la reacción artística es evidente, reflejando los números matices de una realidad poliédrica. Para bien o para mal, sus detractores tendrán que asumir que, con más de un 11% en el PIB, hoy por hoy es el principal argumento en ciudades como Sevilla para capear la crisis económica.