Habrá un día en que el azar decida desvelarnos la razón por la cual Andalucía está padeciendo con menor virulencia la ruta mortífera del virus. Mientras, sin ninguna base científica, especulamos y opinamos que, quizás, el determinismo geográfico sea una de las causas por la que el sur sea menos castigado que otras regiones del norte por esta plaga intempestiva; o que, quizás, nuestro menor grado de desarrollo económico no ha favorecido el contagio masivo de la población o que, quizás, la utilización del cloro en la depuración de nuestras aguas ha detenido su proliferación. En estos momentos todos navegamos desde la incertidumbre a la zozobra y nadie conoce las causas reales por las que el virus ataca de forma discriminatoria a los territorios. ¿Nadie? Bueno, sí. El Gobierno andaluz presidido por Juanma y comandado por su Consejero de Propaganda lo tiene claro: los datos favorables en Andalucía, hasta ahora y ojalá sigan así, se deben a la previsión de su Gobierno y a la implantación de las medidas contenidas en el MALUVI (Modelo Andaluz de Lucha contra el Virus).

Aquí parece que, por haber menos muertes, no está muriendo nadie. Aquí, las personas mayores fallecidas en residencias, cuya competencia corresponde a la Junta de Andalucía, no han muerto, porque se encubre su número (un periodista tuvo que delatar los fallecidos en una residencia de S. Juan de Aznalfarache ante la ocultación del Consejero de Propaganda). Aquí, los profesionales de la sanidad contagiados son, a día de hoy, más de 3.000, pero la culpa es del Gobierno central por no asegurar la provisión de EPIS. Aquí, la Consejería de Salud ha intentado disfrazar un complemento salarial, al que el personal sanitario tiene derecho por convenio, con un incentivo relacionado con el coronavirus. Aquí, a pesar de la respuesta que está dando la sanidad pública, el mensaje del Presidente Juanma es fomentar las alianzas público-privadas, o séase, la salida será más privatización. Esta es la realidad del MALUVI. La apropiación de una circunstancia, por ahora favorable y ojalá continúe, para sacar rédito político y, por tanto, rédito electoral.

La piedra angular del MALUVI es la previsión, la anticipación. Así, el Consejero de Salud y Familias de la Junta de Andalucía declaraba el día 2 de febrero al diario ABC: “Tenemos perfectamente articulada toda la estrategia si hay primeros casos, tenemos los sitios donde irían los aislamientos, el estocaje, mascarillas, guantes, todo preparado que, ojalá, no lo tengamos que utilizar”. Posteriormente, el 6 de marzo, en Málaga, el Consejero de Propaganda declaraba: “Espero que con la llegada de la primavera y las medidas de contención del Gobierno andaluz, en coordinación con el Ministerio de Sanidad, el tema vaya remitiendo progresivamente”…“se contagia con facilidad, pero sus consecuencias no son más graves que una gripe en la mayoría de los casos”“tenemos toda la información, los profesionales toda la formación y tenemos los medios para combatir el coronavirus y para hacer todas las pruebas necesarias por lo que pido tranquilidad y confianza”…“es contagioso, pero siguiendo las medidas de precaución, de higiene y las recomendaciones de Salud responde no debe ir más allá”.

A pesar de los relatados resultados de esta previsión y mientras el azar no se pronuncie, se aprovecha la ocasión para ejecutar la dimensión divulgativa y propagandística del MALUVI. Así se lanza una agresiva campaña de propaganda del buen hacer del Gobierno del Cambio. Para ello se ha convertido a Canal Sur en un NO-DO. El efecto Zancajo, nuevo director de informativos, está funcionando. Basta ver a la Delegada en Madrid, a la eximia Mariló Montero y las retransmitidas comparecencias del Presidente Juanma, del Consejero de Propaganda, del Vicepresidente y del Consejero del ramo para lamentarnos de que algo malo habremos hecho y, por ello, estamos en manos de quienes estamos y como ante una circunstancia, cuyos efectos todavía se desconocen en su totalidad, muestran tanta crítica acerba contra el Gobierno, tanta inconsciencia y tanto optimismo.

A ello se añade la campaña en prensa adicta al Gobierno del Cambio para la divulgación del MALUVI a gran escala.  Se trata de publicidad pagada, que  conculca la pluralidad ideológica y, por tanto, es exclusiva para medios de su cuerda: ABC, El Mundo, OKDiario, Libertad Digital, COPE... Es publicidad, no es información periodística, que vende la eficiencia y los supuestos logros del gobierno andaluz y, especialmente y de nuevo, la previsión en número de camas, de UCIS. Todo un alarde de eficiencia virtual, porque la realidad, desgraciada y tristemente, es muy diferente.

El objetivo último del MALUVI consiste en criticar y contraprogramar al Gobierno español. Ante el desbordamiento y la incapacidad de afrontar esta crisis, el MALUVI traslada la responsabilidad del desasosiego y la preocupación de la población, de su falta de respuesta ante una realidad cambiante y desconocida, a una instancia superior, a un Gobierno español al que califica de incompetente, instalado en la improvisación permanente, contradictorio en sus decisiones, en fin, un desastre absoluto. Tras las reuniones telemáticas del Presidente del Gobierno con los presidentes autonómicos, el Presidente Juanma, en su comparecencia en directo en Canal Sur, se limita, una vez dada cumplida cuenta de las bondades del MALUVI, a relatar las peticiones que le ha hecho a Sánchez, todo pedir y reprochar. En suma, deja ver que Andalucía, que no hay que olvidar que retiene la competencia en materia de sanidad, depende para afrontar con éxito esta pandemia de un Gobierno social-comunista que se dedica a meter palos en las ruedas del MALUVI. Detalle menor de esta elusión de responsabilidades son las declaraciones de su Consejero de Propaganda culpando al Gobierno de España del retraso de la autorización del “Respirador de Andalucía”, hecho que consideraba como un boicot a la dimensión tecnológica del MALUVI, cuando la realidad era que la Agencia Española del Medicamento indicó que era necesario realizar un último ajuste para proceder a su aprobación.

El MALUVI, como todo modelo que se precie, incluye una dimensión económica. Aunque los socios del Gobierno del Cambio hayan confinado al Parlamento para eludir el control del Ejecutivo y el debate, aunque el Presidente Juanma no haya comparecido en la Cámara durante el estado de alarma, aunque las Comisiones no se hayan reunido, ¡oh paradoja!, su Comisión Permanente ha aprobado por la vía de urgencia una norma que se estaba elaborando desde hace más de un año: el Decreto-ley 2/2020, de 9 de marzo, de mejora y simplificación de la regulación para el fomento de la actividad productiva de Andalucía. La urgencia está justificada por la planificación de la fase post-sanitaria, con objeto de que el MALUVI favorezca un crecimiento en forma de V y no de L, como va a ocurrir en otras latitudes menos previsoras. No podían esperar. Es un ejemplo más de esta anticipación de este Gobierno del Cambio.

El citado decreto modifica o deroga parcialmente nada menos que 21 textos legislativos y seis decretos que afectan a toda la actividad económica, especialmente al ámbito medioambiental, comercial o urbanístico. De rondón, de matute, han introducido otras disposiciones de difícil encaje en la actividad productiva, pero que complementan otras líneas del MALUVI, como la de su divulgación y propaganda. En concreto, el decreto aborda una reforma de la Ley Audiovisual que colectivos profesionales, facultades de comunicación y otras entidades vinculadas al sector audiovisual en un comunicado conjunto “alertan sobre la desregulación de un sector que provocará más privatizaciones, competencia desleal, intrusismo laboral y carta blanca a las emisiones piratas y menos pluralidad informativa”. Cui prodest? Según informaciones de prensa y de partidos políticos de la oposición, la COPE va a ver condonada una importante multa y legalizadas más de una veintena de emisoras suyas en Andalucía. Con ello se premia al líder Carlos Herrera para que continúe incendiando todas las mañanas las ondas criticando al Gobierno central y divulgando las excelencias del modelo andaluz. La respuesta a la anterior interrogación es clara: beneficia al MALUVI.

En fin y antes del dictamen del azar, sería conveniente abordar la dimensión internacional del MALUVI, su difusión en el panorama mundial. El Gobierno andaluz debe abandonar toda humildad y proceder a su internacionalización. Estamos al corriente del modelo chino, del modelo coreano, del modelo islandés y el mundo ¿no va  a conocer este dechado de eficiencia que se está implantando en Andalucía? Por favor. No hay que tener complejos. Sólo, como previsión, el Gobierno debería tener en cuenta dónde sería aceptado y dónde provocaría rechazos. Su déficit democrático y su sectarismo pueden limitar su apoyo y, por tanto, la desaprobación de gobiernos y sociedades europeas, caso de Portugal. Bueno, como consuelo, siempre nos quedará Hungría.