Si el caballo de batalla de las primarias socialistas fue abstención sí o abstención no a Mariano Rajoy, el caballo de batalla del congreso de Izquierda Unida Andalucía será fusión sí o fusión no con Podemos. No es previsible, sin embargo, que las diferencias internas en el seno de IULV-CA alcancen el grado de agresividad y dramatismo que han dejado al Partido Socialista roto por dentro y con profundas heridas cuya curación será larga.

Una similitud importante con el PSOE es que en Andalucía también reside gran parte de la fuerza que todavía conserva IU, donde suma más de mil concejales y 80 alcaldes. Lo que ocurra en la XXI Asamblea de IULV-CA prevista para primeros de octubre será determinante para el futuro de toda la organización, no solo de la federación andaluza: si las tesis para converger con Podemos fracasan o no obtienen un respaldo inequívocamente mayoritario, el futuro no ya de Antonio Maíllo sino de Alberto Garzón puede peligrar.

Una apuesta arriesgada

La apuesta de ambos líderes es esa comprometida fusión/convergencia que no pocos alcaldes y concejales andaluces de IU ven con recelo, particularmente los que forman parte de los 25 ayuntamientos donde gobiernan en coalición con el PSOE.

El buen entendimiento local de IU y PSOE en esos municipios irrita a Podemos Andalucía, cuya estrategia de ‘sorppasso’ al Partido Socialista -plenamente asumida por Garzón y Maíllo- pasa por que IU abandone dichos gobiernos, algo a lo que se niegan los ediles de la federación andaluza. Teresa Rodríguez, coordinadora de Podemos Andalucía y referente de la corriente interna Anticapitalistas, entiende que será muy difícil construir candidaturas de convergencia para las municipales de 2019 mientras IU siga gobernando con el PSOE.

Pero el problema para IU reside en que es precisamente en esos pueblos y ciudades donde la federación nucleada en torno al PCA está más fuerte y por eso gobierna (o donde gobierna y eso la hace más fuerte): poner en riesgo ese patrimonio institucional es un paso demasiado comprometido como para no meditarlo con detenimiento.

Fusionarse o no fusionarse

La batalla en IU no es, como lo era en gran parte en el PSOE, personal sino política. Para el líder de la federación más poderosa de IU, Antonio Maíllo, no hay duda de que su formación debe seguir avanzando hacia la confluencia con Podemos, mientras que para el sector crítico es un error caminar hacia esa confluencia sin tomar las debidas precauciones. Unas precauciones, alegan, que hasta ahora no han tomado Garzón ni Maíllo.

Ambos bandos se verán las caras los días 7 y 8 de octubre en la localidad sevillana de Benacazón, donde los casi 400 delegados que participarán en la XXI Asamblea de Izquierda Unida Los Verdes-Convocatoria por Andalucía decidirán quién es el nuevo líder de la formación y cuál el documento político por el que se regirán en los próximos años.

Maíllo se lo piensa

Hasta ahora, Antonio Maíllo no ha desvelado si concurrirá a la reelección, aunque lo más probable es que lo haga pues es hoy por hoy el único referente público de la formación en Andalucía. En ese sentido, su liderazgo es indicutible y no tendría rival.

Tampoco los críticos encabezados por Diego Valderas, José Luis Pérez Tapias o Ignacio García han desvelado quién será su candidato para dirigir IULV-CA. Las candidaturas deberán presentarse en apenas dos semanas ya que el plazo para hacerlo expira el 4 de septiembre.

Los títulos lo dicen todo

El propio título del documento político presentado por los críticos -avalado por apenas el 1,5 por ciento de la militancia, recalca Maíllo- da suficientes pistas de por dónde irá el debate: 'Una IULV-CA fuerte y autónoma para cambiar Andalucía'. La denominación no nombra explícitamente a Podemos, pero no hace falta: lo que está diciendo es que IU no debe en ningún caso diluirse en la formación morada.

La ponencia que defenderá el Consejo Andaluz saliente se denomina 'La izquierda en movimiento: ganar Andalucía' y también desde su propio título deja ver a las claras que la apuesta de Antonio Maíllo, y del coordinador federal Alberto Garzón, es construir una alternativa capaz de disputar al PSOE la hegemonía de la izquierda.

Los dos documentos enfrentados se vienen debatiendo desde finales de julio en las asambleas de base de la federación y entre el 25 y 28 de septiembre se someterán a una votación online que se complementará con una votación presencial entre el 29 de septiembre y el 4 de octubre.

Contra el ‘régimen del 78’

Dicho en la terminología del secretario de Organización de IULV-CA, Toni Valero, la XXI Asamblea será “histórica” porque supondrá la culminación de “un proceso de transición en IU que puede tener ya uno de sus últimos coletazos en la línea de constituirse como un verdadero movimiento político social". En esa forma de decirlo resuena el eco de Julio Anguita, firme partidario de la convergencia/fusión con Podemos.

Valero también hablaba de "profundizar en la estrategia de ruptura con el régimen de 78", una idea –y una forma de expresarla- originariamente más próxima a Podemos que a IU y que desde luego no puede gustar a dirigentes como Diego Valderas, que apostó por un Gobierno de coalición con el PSOE y ocupó el cargo de vicepresidente de la Junta.

Paradójicamente, el ahora denostado ‘régimen del 78’ no habría sido posible sin el respaldo y el decisivo protagonismo del PCE, de ahí que la enfática demonización que Podemos hace de la Transición provoque cierto embarazo en muchos militantes comunistas.

Tiempos convulsos

Aunque no parece que, con las cifras en la mano, los críticos tengan fuerza suficiente para truncar la hoja de ruta trazada por Maíllo y Garzón para converger con Podemos, los tiempos convulsos que vive la izquierda aconsejan mostrarse prudentes en los pronósticos. Susana Díaz y el PSOE andaluz lo saben bien: partir como favorito en las quinielas no garantiza nada.

La idea de Maíllo y Garzón es que IU acabe siendo lo que siempre debió ser: un movimiento político social y no un partido. El problema es cómo materializar organizativamente dicha idea. Podemos nació con esa voluntad de ser una herramienta política distinta a los partidos convencionales, pero lo cierto es que la praxis ha ido haciendo de los morados un partido fuertemente jerarquizado, bastante homologable en su funcionamiento interno a las demás formaciones políticas.

Un mal precedente

Desde luego, hay alcaldes, concejales y militantes de base de IU que no ven claro adónde conduce exactamente la ruta de la convergencia. Y es que los antecedentes son poco satisfactorios: es un hecho que Garzón ha perdido visibilidad pública y proyección política desde que IU se convirtió en el socio minoritario de la marca electoral Unidos Podemos.

Los medios tienden a simplificar llamando Podemos a lo que en verdad es Unidos Podemos. IU no ha resuelto ese problema. Es más: los críticos andaluces de Maíllo y Garzón piensan que en realidad a ninguno de los dos les preocupa resolverlo porque piensan que Podemos debe acabar siendo aquel movimiento social que soñó Julio Anguita y que IU en solitario no pudo ser.

Quemar las naves

El drama –si es que cabe llamarlo así- de Maíllo y Garzón es que de algún modo han quemado sus naves: su viaje a ese ‘nuevo mundo’ que es Podemos no tiene vuelta atrás.

En el caso andaluz, incluso económicamente podría ser un problema para IULV-CA concurrir en solitario a unas elecciones cuyos resultados quedarían tal vez por debajo de los escuálidos 5 escaños logrados en las autonómicas de 2015. Para la maltrecha economía de la federación andaluza ese escenario sería desastroso.