Nadie ha acertado desde primera hora. Puede que ni siquiera desde segunda. Cuando arrecian las acusaciones del Partido Popular por la imprevisión del Gobierno de España, el repaso a la hemeroteca evidencia que, en rigor, deben ser muy pocos los políticos que estén libres de pecado y legitimados para arrojar la primera piedra contra sus adversarios.

Aunque no es eso, desde luego, lo que opina el presidente del PP, Pablo Casado, que en la sesión de anoche del Congreso recuperaba su tono más bronco con reproches como este:

"Señores del Gobierno, no ofendan a los que están en el frente de esta batalla anunciando hoy, diez días después de reconocer por fin la alerta sanitaria, que han comprado material que llegará entre abril y junio a los hospitales. ¿Cuántas muertes y contagios habrá hasta entonces?".

Seguramente el líder conservador desconocía que la imprevisión no habría sido cosa solo del presidente Pedro Sánchez. El pasado 2 de febrero, el consejero de Salud y Familias de la Junta de Andalucía, Jesús Aguirre, decía esto en Córdoba: "Tenemos perfectamente articulada toda la estrategia si hay primeros casos, tenemos los sitios donde irían los aislamientos, el estocaje, mascarillas, guantes, todo preparado que, ojalá, no lo tengamos que utilizar".

El diario ABC de Sevilla recogía en detalle las declaraciones de Aguirre, que fundaba su confianza en la experiencia ganada en la región y resto de España con la gripe aviar en 2006 y 2007, cuando ya “se armonizó toda la respuesta” nacional a un virus de estas dimensiones. “Todo el sistema sanitario andaluz –añadía– está perfectamente engrasado para lo que pueda venir”.

El consejero, que participaba ese día en un acto de la Cruz Roja y el Colegio Oficial de Médicos, no podía imaginar cuán lejos de la realidad estaban entonces sus optimistas previsiones. Aguirre, de hecho, presumió de la anticipación de la Junta por haber puesto en marcha semanas antes un grupo asesor del coronavirus, además de impartir cursos de formación en todos los hospitales y centros de salud de cómo actuar.

Tampoco podía ni remotamente imaginar el consejero que, casi dos meses después, ayer 25 de marzo, se conocía un dato alarmante: que el índice de contagio por coronavirus entre los sanitarios andaluces (21,5 por ciento) quintuplica al que tuvo China (4 por ciento) y casi duplica al de España (13 por ciento).