"Desde entonces no he recibido respuesta alguna"
En declaraciones, Caballero ha explicado que el delegado provincial de Cultura, Pedro Benzal, le indicó, hace ya más de un mes, que debía hacer una consulta para concretar si el uso de georradar, que el investigador quiere utilizar, puede considerarse una intervención arqueológica, en cuyo caso los trabajos han de contar con la autorización de la Dirección General de Patrimonio. "Desde entonces no he recibido respuesta alguna", ha señalado Caballero, que ya cuenta con el visto bueno del Ayuntamiento de Alfacar, gobernado por el PP, y del propietario de los terrenos, para acometer el sondeo.
Arqueólogo Javier Navarro
El equipo que coordinará los trabajos está liderado por el arqueólogo Javier Navarro Chueca, responsable de la exhumación de más de 30 fosas comunes de represaliados en la Guerra Civil y profesor de la Universidad de Zaragoza.
Continuar sus investigaciones
La intención de Caballero es continuar con sus investigaciones y no exhumar los restos de los enterrados con el poeta, puesto que eso, según ha recordado, "corresponde a los familiares". Caballero pagará de su bolsillo los trabajos y, si se constata la existencia de fosas en la zona demarcada —que según sus cálculos está delimitada por varias rocas colocadas en la zona por la mano del hombre— trasladará sus conclusiones a los familiares de los fusilados junto a Lorca, del maestro republicano Dióscoro Galindo y del banderillero anarquista Francisco Galadí, para que soliciten la exhumación si lo estiman oportuno, ya que la Ley de Memoria Histórica establece que las exhumaciones sólo pueden llevarse a cabo a instancia de los familiares.
Un antiguo campo de instrucción
Según sus pesquisas, que van en la línea de las que ya hiciera el periodista Eduardo Molina Fajardo, falangista granadino, la fosa de Lorca se ubica frente a un cortijo situado entre la carretera que une Víznar con Alfacar, en el Pago del Peñón Colorado, que era el antiguo campo de instrucción de las tropas de Falange.
Testimonios clave
El investigador considera clave lo que dijo a Molina Fajardo el capitán José María Nestares —jefe del sector de Víznar en 1936—, su hijo, Fernando Nestares, un agricultor de Alfacar que labraba terrenos cercanos al lugar de fusilamientos, el que fuera alcalde de Pulianas, Pedro Cuesta Hernández, y un quinto individuo que el periodista identifica con las iniciales A.M.F.
Enclave idóneo
"Eran personas que nada o casi nada tenían que ver entre sí, y los testimonios son coincidentes. Todos apuntan al campo de instrucción", señala Miguel Caballero, que ha explicado que en aquel lugar, cerca del entonces Cortijo Gazpacho —hoy conocido como Cortijo Pepino— se cavaron pozos para la búsqueda de agua subterránea, y por ello, el enclave era idóneo para enterrar cuerpos.
Depresiones del terreno
Además, Caballero no sólo se basa en los testimonios que recogió Molina Fajardo, sino que encargó un estudio a un equipo de arqueólogos y geólogos de Aragón que han analizado las depresiones del terreno y que han delimitado "perfectamente" el posible enterramiento en el lugar.
Un error la excavación del 2009
Para Caballero, fue un "error" la excavación que se hizo en 2009 en el interior del parque, donde Ian Gibson situó la fosa basándose en las afirmaciones del enterrador Manolo el Comunista, y considera que, para averiguar lo que realmente pasó deberían iniciarse de nuevo los trabajos y proceder a la exhumación de los restos del poeta.