Los coches han vuelto a la calle Juan Esplandiú. Las veinticuatro horas del día tanto el Colegio Montserrat como el CEIP Ciudad de Roma, ubicados junto al parque que hace referencia a la capital italiana tienen tráfico rodado abierto cuatro años después. En 2019 el Ayuntamiento de Madrid arrancó un exitoso proyecto piloto que permitía que, de lunes a viernes, de 8.45 a 9.05, los estudiantes de los colegios pudieran transitar libremente en la calle en bicicleta, patinetes o caminando sin coches.

Fue todo un icono de movilidad sostenible y segura para los menores. Más de 1.400 alumnos podían caminar andando a sus colegios sin coches y ahorrando problemas a los padres. Se crearon unas paradakiss and go que permitían en calles anchas y con menos problemas de tráfico en plena 'hora punta' que se pudieran bajar de sus coches e ir acompañados hasta las puertas de sus centros escolares por voluntarios de la Asociación La Rueca. Hace unas semanas, la Junta Municipal del distrito de Retiro presidida por la defenestrada Andrea Levy ha comunicado a los centros que el proyecto de movilidad escolar sigue, pero sin los cortes de tráfico de solo veinte minutos.

El Ayuntamiento ha decidido dejar de cortar en esta pequeña franja de tiempo los escasos 300 metros que en los que se permitía el uso peatonar y ha colocado a un equipo de la Policía Municipal que ayuda y enseña a los niños a cruzar la calle enseñando las "normas básicas de circulación". La dirección del Colegio Montserrat explica que el centro ya imparte estas clases en todos los cursos cada año de la mano de la Policía Municipal.

De hecho, cuatro años después de tener la norma en funcionamiento, señala que ese pequeño corte de tráfico afecta a los vecinos de la zona y a los que quieran transitar por ahí. Por ejemplo, explican que deben solicitar un permiso a la Junta de Retiro para poder salir y acceder a sus garajes en esa franja horaria. No obstante, la calle va a continuar siendo escolar y el límite de velocidad para los vehículos seguirá siendo de 20 kilómetros por hora.

Susana, vecina de la zona contactados por ElPlural.com señala que al principio hubo "un poco de caos y molestias". Sin embargo, duró unos meses. "Todo el mudo lo asumió como algo más y no ha habido ningún problema. Daba alegría ver el barrio tan vivo a esa hora", indica sobre cómo era la zona.

Cuatro años sin problemas

El origen del proyecto del corte viene del proyecto europeo STARS (Acreditación y Reconocimiento de Desplazamientos Sostenibles para Colegios), con el que el Colegio Montserrat lleva años participando y en el que se premia a aquellos centros escolares que promuevan e impulsen la movilidad sostenible y activa. Prueba de ello es el parking de bicicletas con el que cuenta el colegio y que ha tenido que ampliarse por quedarse pequeño, en parte porque el corte se había ampliado.

Y es que cuando empezó la medida gobernaba Manuela Carmena. En aquel entonces esta medida se realizaba solo los viernes y cuando llegó el PP y Cs al gobierno de la capital, ampliaron a toda la semana. De hecho, Lidia Olivero, directora del colegio, tenía pensado pedir a la Junta de Distrito presidida por Levy que este corte se ampliara a la sede en la que se encuentran dos cursos de la ESO y bachillerato, que se encuentra a apenas 300 metros y que se encuentra en una calle en la que las aceras apenas superan el metro de anchira.

De esta forma, se evitaría que cientos de alumnos, que coinciden tanto a la entrada como a la salida se vean obligados a invadir la carretera mientras circula tráfico porque no caben en las aceras. Prueba de ello son los alumnos de bachillerato. Disponen de dos recreos al día de veinte minutos en los que pueden salir a la calle. Sin embargo, tanto a la salida como a la entrada es habitual que se formen pequeñas aglomeraciones porque cerca de 300 alumnos acuden a la vez a sus pupitres.

Misma situación ocurre el caso mencionado en los dos colegios. Solo en el CEIP Ciudad de Roma 450 familias recogen a sus hijos en una acera de apenas seis metros de anchura. El corte de la calle permitía tener mayor espacio y evitar las aglomeraciones. Además, el asfalto se ha vuelto a copar de coches con padres que dejan sus vehículos en doble fila para tener más cerca el coche con el que emprender más rápidamente el camino a casa.