Mejora la forma física y la resistencia, regula la presión arterial, ayuda a bajar y mantener el peso y a aumentar el tono y la fuerza muscular. También mejora la autoestima, reduce el estrés y las posibilidades de depresión, favorece el no aislamiento social o ayuda a descansar mejor. Son solo algunos de los beneficios del ejercicio físico.

 El 60% de la población mundial, según la OMS, no realiza la actividad física necesaria para obtener beneficios para la salud. Y se debe, explica, a la participación insuficiente en la actividad física durante el tiempo de ocio, así como a un aumento de los comportamientos sedentarios durante las actividades laborales y domésticas.

 El deporte es para verlo, pensarán algunos. Y los beneficios se reduce, si acaso, a lo que sean capaces de ganar en apuestas deportivas, apuestas online en la mayoría de los casos. Tanto como crecen las apuestas en el deporte deberían crecer las inscripciones al gimnasio, los aficionados al running o los que salen a dar largos paseos, como mínimo.

 La actividad física en su justa medida está recomendada para todo el mundo, incluso aunque implique ciertos riesgos que hay que prevenir. La virtud está en el término medio y en identificar lo que mejor viene a cada cual, para lo que hay que prestar atención a las señales que manda el cuerpo y a las recomendaciones médicas. Conocer los riesgos sirve a tal efecto.

 Las lesiones, las más temidas

Hay muchas posibilidades de sufrir lesiones en el transcurso de una actividad deportiva, entre traumatismos, roturas musculares o de ligamentos, fracturas, dislocaciones o hinchazón muscular, entre otras.

 En el estudio “Deporte de ocio en España: epidemiología de las lesiones y sus consecuencias” se realizaron encuestas a un total de 1616 personas, y los resultados revelaron que el deporte que mayor número de lesiones generó fue el fútbol (27,6% de los accidentes), seguido de la carrera (8,6%), el fútbol sala (7,9%) y el baloncesto (7,7%).

Significativo fueron también los porcentajes en cuanto a consecuencias de las lesiones, siendo los deportes que manifestaron un porcentaje mayor de secuelas tras el accidente el baloncesto (70,2% de los lesionados), el fútbol (69,5%) y el ciclismo (66,7%). Las lesiones por atletismo, pádel y tenis fueron los que más requirieron de rehabilitación, mientras que tenis, fútbol sala y artes marciales concentraron más bajas laborales.

Los deportes implican riesgos, sí, pero se pueden prevenir con un entrenamiento adecuado en el que se progrese poco a poco hasta ir consiguiendo la forma física, en sesiones que ayuden a pulir la técnica y a cuidar la postura y en la que se cuenta con el equipamiento adecuado, tanto de indumentaria, calzado y enseres de protección como aquello que es imprescindible para la práctica deportiva.

Hay que atender a las características físicas propias. El que esté adaptado será un buen calzado que puede resolver muchos problemas. Es recomendable mejor calzado deportivo para supinadores, pronadores y, en definitiva, el que cubra las necesidades físicas.

La halitosis del deportista

La halitosis puede estar causada por muchos factores. Desde tener una capa de sarro lingual a las encías inflamadas y otras dolencias propias de la boca, a la diabetes, la sinusitis, los problemas renales o estomacales y otros propios del aparato digestivo. Pero también por estrés o por exceso de entrenamiento.

Esta última se conoce como la halitosis del deportista, y es el resultado de la sequedad en la boca. Al reducirse la cantidad de saliva hay más bacterias y residuos responsables del mal olor.

El mal aliento puede tener consecuencias psicológicas y sociales, hasta el punto de limitar la comunicación oral de quien lo padece. Quienes lo tienen intentan mantener la distancia, prefieren usar el lenguaje no verbal e incluso se tapan la boca.

No es un tema del que se suela hablar, pero la merma en la autoestima que genera ha hecho que algunos que han sufrido y superado el problema hayan creado fórmulas para ayudar a otros. Fin al Mal Aliento Pdf es de lo habla David González en su blog sobre cómo eliminar el mal aliento. Además de dar su testimonio, propone el libro “Fin al mal aliento” de Ángel Sevilla.  

Problemas cardíacos

Como explica el National Heart, Lung and Blood Institute de Estados Unidos, aunque los beneficios de la actividad física superan a los riesgos a los que se expone el corazón y los pulmones, hay que actuar con responsabilidad.

Los problemas de corazón a consecuencia de la actividad física se presentan en raras ocasiones, pero pueden venir en forma de arritmias, ataque cardíaco o paro cardíaco súbito. Los casos registrados suelen corresponder a personas que ya tenían enfermedades cardíacas.

De hecho, el riesgo se eleva en adolescentes y adultos jóvenes que tienen problemas cardíacos congénitos, es decir, que está presente desde su nacimiento. Entre ellos, la miocardiopatía hipertrófica, los defectos cardíacos congénitos o la miocarditis.

También aumentan las posibilidades de ataque cardíaco entre las personas de edad avanzada que tienen una enfermedad coronaria. Y es más común entre quienes no están en buena forma física con respecto a quienes sí lo están.

Así pues, si existe riesgo por enfermedad coronaria, presión arterial, diabetes y otras patologías, hay que preguntar al médico qué actividad física se podría realizar sin peligro. Asimismo, hay que informar al especialista en caso de experimentar alguna dolencia durante la actividad, como dolor de pecho o mareo.

Contaminación y enfermedades respiratorias

No solo el ejercicio físico en sí implica riesgos, sino también el ambiente en el que se desarrolle. Expertos de la Clínica Mayo de Estados Unidos alertaron hace unos años del riesgo de realizar una actividad al aire libre en lugares que presentan niveles considerables de contaminación ambiental, sobre todo en personas que sufran enfermedades del aparato respiratorio.

Al practicar ejercicio aeróbico, se inhala más aire, que además suele entrar por la boca y no es bien filtrado. Implica que penetren en el organismo con más facilidad las partículas de contaminación. 

Se recomienda, por lo tanto, conocer los niveles de contaminación del aire y programar en consecuencia las sesiones de ejercicio físico al aire libre.