Los “fontaneros” de la ministra de Defensa, diputada nacional por Toledo y presidenta del PP castellano-manchego, además de secretaria general de la “formación genovesa”, María Dolores de Cospedal, llevan desde el jueves, 15 de junio, día solemne de la procesión del Corpus Christi en Toledo, haciendo correr el bulo de que la lideresa no asistió a los actos religiosos de esta festividad celebrados en la Catedral Primada porque el arzobispo, Braulio Rodríguez, no la invitó personalmente, cuando en su condición de miembro del Gobierno central puede estar presente “con el solo hecho de comunicarlo el día anterior, bien al cabildo o al arzobispado, con el objeto de reservarle un lugar destacado como su cargo así lo requiere”, aseguran a ELPLURAL.COM fuentes de la archidiócesis toledana.

Rodeada de sus fieles

El caso es que Cospedal no fue a la catedral y prefirió ver el desfile procesional desde los balcones de la Delegación del Gobierno, situados en la céntrica Plaza de Zocodover donde tuvieron lugar la tradicional alocución del arzobispo y la bendición impartida en esta ocasión por su antecesor y actual arzobispo de Valencia, el cardenal Antonio Cañizares. Las palabras pronunciadas por monseñor Rodríguez las escucharon junto a la ministra de Defensa los secretarios de Estado de Cultura, Fernando Benzo; de Educación, Marcial Marín, y de DefensaAgustín Conde, así como los embajadores de varios países europeos e hispanoamericanos. Y es que este último se ha convertido en el más fiel colaborador de Cospedal, además de llevar el peso del día a día del Ministerio, donde a buen seguro más pronto que tarde Conde protagonizará alguna polémica que dará de qué hablar.

“Chupando cámara” en el desfile militar

Pero María Dolores de Cospedal no estaba dispuesta a perder protagonismo a favor del presidente del Gobierno de Castilla-La Mancha, el socialista Emiliano García-Page, muy aplaudido durante todo el recorrido procesional, y encargado de presidir el desfile civil que a la ministra le hubiera gustado encabezar. Así las cosas, Cospedal no dudó ni un momento en bajar a los soportales de la Delegación del Gobierno, en la misma Plaza de Zocodover, para presidir como ministra de Defensa el desfile de las Fuerzas Armadas que preservan la Custodia de Arfe a lo largo de su recorrido por las calles del casco histórico. Este es uno de los momentos más queridos por los toledanos, que aclaman a los jóvenes cadentes con vivas al Ejército y aplausos hasta la extenuación, y que como no podía ser de otra forma fueron “depredados” y “robados” por Cospedal,  cuando como decimos son los militares y la Custodia los que reciben el calor y el aplauso de los toledanos.

Enfrentada con el arzobispo

Al margen de todo esto, lo que sí es cierto es la falta de química entre la ministra y el actual arzobispo de Toledo, no así con el ultraconservador Antonio Cañizares, con quien Cospedal siempre ha mantenido una extraordinaria relación. ¿Y por qué no guarda el mismo trato con monseñor Rodríguez? La respuesta hay que buscarla en el Corpus de 2011 cuando María Dolores de Cospedal “engañó” al arzobispo y tomó la comunión de la mismísima mano del prelado, contraviniendo las órdenes  dictadas en su día por el hoy Papa emérito Benedicto XVI y el Código de Derecho Canónico, ya que  Roma no admite el divorcio y, por lo tanto, reprueba a todos aquellos que rompen la indisolubilidad del matrimonio para luego casarse. En el caso de la presidenta castellano-manchega  la infracción eclesiástica fue doble, porque no solo ella es divorciada, también su actual esposo, Ignacio López del Hierro, es separado. Así las cosas, la Santa Sede no titubea al asegurar que éstos (los divorciados) “están impedidos, según la legislación vigente, de recibir la comunión”. O lo que es lo mismo, pueden ir a misa, pero no comulgar. Todo esto sin tener en cuenta que en su momento fue madre soltera,  estatus social no aceptado tampoco por la Iglesia.

Ministros vetados por los cardenales toledanos

No es la primera vez, de cualquier forma, que el Gobierno español y la Iglesia toledana mantienen un enfrentamiento por la representatividad de sus miembros. Sonadas fueron las polémicas protagonizadas por el cardenal primado de España y arzobispo de Toledo, Marcelo González Martín, conocido por sus posturas integristas dentro de la Conferencia Episcopal Española, que impidió en 1981 que el ministro de Justicia, Francisco Fernández Ordóñez, presidiera el desfile civil de la procesión del Corpus al ser éste el autor de la Ley del Divorcio. Dos años después, la historia se volvía a repetir, en este caso con el ministro socialista y toledano de nacimiento, Fernando Ledesma, por la despenalización del aborto. Eso sí, Marcelo González, nunca vetó la subvención del Estado a la Iglesia y se deshizo en elogios en el funeral del dictador Francisco Franco, en cuya homilía, dijo: “este hombre llevó una espada, y la depositó en la catedral de Toledo, desde hoy solo tendrá en su tumba la compañía de la cruz”.