Siete ministros antiguos, seis nuevos..., nada que no fuera previsible en un Gobierno de Mariano Rajoy. Incluido cumplir con cuotas religiosas, de grupos de interés, de territoriales. Y cambios de sangre, pocos. O mejor, ninguno.

Los 'jóvenes' a seguir calentando el banquillo

Lo pone en evidencia que ninguno de esos prometedores figuras que ocupan vicepresidencias en el PP y que cada vez que les preguntan por la corrupción y su partido recuerdan que ellos estaban ‘en el colegio’, ha saltado al Consejo de Ministros. Eso sí, la salida hacia el ministerio de Defensa de Cospedal les permite soñar con heredar mayores funciones en el control del partido. Aunque allá donde esté Rajoy, poca herencia debe esperarse.

Las biografías de los elegidos, por ser tan conocidos, permiten, por tanto, de inmediato acudir a una primera y apresurada mirada sobre sus perfiles más personales para recordar cuáles son sus pecados públicos y privados. Los repasamos uno a uno.

Soraya Sáenz de Santamaría sale debilitada, aunque sigue siendo la única vicepresidenta y su tarjeta de presentación continúa laaaarga. Pero se queda seguro sin uno de sus grandes poderes, la televisión los viernes tras el consejo de Ministros como portavoz. Mala noticia para sus aspiraciones sucesorias. Sus pecado capital no lo olvidemos: es uno de los dirigentes que recibió más jugosos sobresueldos desde Génova. Y por si eso fuera poco, completó los ingresos de casa colocando adecuadamente al esposo en una multinacional española como asesor jurídico. Habrá que ver qué pasa con los nombramientos de segundo nivel, de Secretario de Estado para abajo, en los que había tejido toda una red de poder apoyada en sus compañeros y amigos, los abogados de Estado.

A ver si ahora es capaz de resolver las 10 cosas que dejó sin resolver en sus cuatro años de gobierno: desde las dudas sobre su hipoteca, hasta su influencia en los medios de comunicación…

Rafael Catalá, que sigue de ministro de Justicia, arrastra sombras claras de las que ya les hemos informado estos años. Para empezar, una que este mismo verano le planteábamos y que no aclaró: cómo optimiza su fiscalidad en una empresa que tiene con su mujer. Una empresa propia, Pocat S. L. que, tras ser el lobbysta mayor del mundo del juego ante el PP, pasó a controlar su esposa cuando Ana Pastor le nombró secretario de Estado siendo ella ministra de Fomento.  

Alfonso Dastis embajador en la UE. Quizás la única sorpresa en el Gobierno. Hay que pedir tiempo para que le conozcamos mejor.

María Dolores de Cospedal. Por fin ministra, deja Génova y Castilla-La Mancha, pero arrastra su lado oscuro. Sigue abierto el gurteliano caso de la financiación de parte de su campaña en 2007; está atrapadas en las palabras de Luis Bárcenas, que la señaló no cómo una perceptora de sobresueldos de los blanqueados, sino directamente de haber recibido dinero en sobre…, en concreto 50.000 euros; y tiene todo un historial de decisiones como expresidenta autonómica y secretaria general del partido que en ELPLURAL.COM les hemos ido desvelando paso a paso, y que hemos resumido en esta crónica remozada (cigarral y marido incluidos).

Cristóbal Montoro, uno de los mayores ejemplos que ha dado el PP de lo que es la puerta giratoria. El ministro, que repite en Hacienda, gran aliado de la vicepresidenta, fue el fundador de la empresa Montoro y Asociados, a la que saltó desde el gobierno Aznar, y desde la que regresó al Gobierno Rajoy dejando a amigos y un hermano en ella, pero llevándose a alguna socia con él. Las noticias que hemos publicado de las actividades de esta empresa y sus socios y asociados es casi interminable.

José Ignacio Zoido. El exalcalde de Sevilla es otro de los nuevos, aunque es de los más veteranos en la política. Zoido llega al ministerio, nada menos que de Justicia (él mismo es juez) con algún claroscuro. Por ejemplo, tuvo que reconocer, después de negarlo, que él también había recibido sobresueldos del partido. Pero aun más chusco, también tiene una historia familiar que tuvo que enfrentar en público: la contratación afortunada de su hijo, Juan Ignacio Zoido, por un importantísimo despacho de abogados, Garrigues y Asociados, que curiosamente llevaba numerosas labores de auditoría y asesoría para el Ayuntamiento que él presidía. De su relación con la juez Alaya, la magistrado de los ERE, mucho se ha escrito.

Iñigo de la Serna tiene como tarjeta de presentación lo poco que le quieren sus compañeros de partido en Cantabria, a pesar, o quizás por ello, haber sido alcalde de Santander. Si alguien se pregunta quién le ha ayudado a saltar al Gobierno, que mire a Moncloa. No, no al despacho de Rajoy, sino al de la vicepresidenta. La jefa de Gabinete de Soraya, María Picó, es amiga del nuevo ministro.

Iñigo Méndez de Vigo continúa en el Consejo de Ministros, pero asume una nueva y muy vistosa ocupación, la de ser portavoz. Los viernes, tras los consejos de ministros, la cara avinagrada a menudo de la vicepresidenta seguramente no se repetirá. Méndez de Vigo, barón, se queda como único representante de la cuota noble en el Ejecutivo, tras la salida del otro noble, aún fuera por razones de matrimonio, el exministro de Defensa Pedro Morenés. Pero el pecado más llamativo de Méndez de Vigo es su nunca bien aclarada situación de ministro del deporte y empresario hípico lo que parecería incompatible.

Fátima Báñez se encuentra en una situación muy similar a la del anterior. También una empresa familiar le metió en líos. De ella, sin embargo, hablar de pecados sería injusto, ya que queda como cabeza de ‘la cuota religiosa’ junto a Luis de Guindos tras la desaparición del medallista oficial de vírgenes y santos, Jorge Fernández Díaz.

Álvaro Nadal es de los nuevos, el caso de ministro más anunciado. Hombre de absoluta confianza de Rajoy, el fiel que ponía entre los archirrivales Montoro y Guindos, era más que previsible que saltaría a ocupar una cartera. Afortunado por tener a su hermano, esposa y cuñada trabajando a todos en la Administración del Estado en puestos de responsabilidad,  ahora la gracia está en ver qué pasará con su equipo que le va siguiendo en su ascenso por la vida.

Luis de Guindos, como hemos apuntado, es el otro 50% de la ‘cuota religiosa’ del nuevo Ejecutivo. Conocido miembro del Opus, habrá que esperar a los nombramientos de segundo y tercer nivel para ver cómo su grupo religioso se infiltra esta vez en la estructura del Gobierno. Mientras, no hay que olvidar que Guindos tiene otras fidelidades. Llegó al Ejecutivo desde bancos como Lehman Brothers, y hubo no hace mucho, cuando parecía que Rajoy lo tendría más difícil para formar gobierno, que sonó para regresar a ‘ese mundo’.

Dolors Montserrat Montserrat, cumple también con una doble cuota. La catalana. Y la de ser de Soraya. Una incondicionalidad que llevaba tiempo cobrándose con cargos en el Congreso, del que fue nombrada una de las vicepresidentas. De hecho, además de una cierta fama de no muy trabajadora, ganada por su poca actividad parlamentaria, su momento de mayor fama le llegó cuando se tiró al ruedo a defender espontáneamente a Celia Villalobos después de que ésta fue descubiera presidiendo una sesión mientras jugaba en el ordenador: “hay personas que podemos hacer dos cosas a la vez”, dijo la ahora ministra de Sanidad. Vamos a verlo.