Una piscina de saltos de los Juegos Olímpicos se ha vuelto tristemente famosa por el color verde de sus aguas debido a un fallo del sistema de filtración. El malestar y la desconfianza de los deportistas ante el problema ha ido creciendo ante la evidencia de que las aguas no solo seguían turbias sino que además emanaba mal olor, denunciando que olía a "basura".

Un saltador alemán, Stephan Feck, colgó una foto en su Facebook lamentando el estado de la piscina y el olor a "pedo". Explicaba que había ido a entrenar y estaba cerrada. El portavoz del comité organizador, Mario Andrada, ha confirmado el cierre de esa piscina y ha anunciado que se resolverá el problema con prontitud.