Por 25 pesetas la respuesta, diga pufos que haya dejado el Partido Popular valenciano a los ciudadanos de su Comunidad. Por ejemplo, la visita del Papa Benedicto XVI. Aunque usted no estuviera muy puesto en la actualidad política de la región levantina, al menos habría sido capaz de agenciarse 20 duros, a nada que hubiese nombrado el circuito urbano de Fórmula 1, el aeropuerto sin aviones de Castellón o cualquier ruina en la que haya puesto sus manos Santiago Calatrava.

Como la inmensa mayoría de los ciudadanos no puede aspirar a ser un hacha del Un, dos, tres y agenciarse el apartamento en Torrevieja, el Gobierno valenciano que regentan el PSOE y Compromís ha elegido los mismos tres pufos como introducción de un vídeo institucional que busca despertar el “orgullo de ser valencianos”. 

La megaproducción, que presentaron Mónica Oltra y Ximo Puig, arranca con un joven solitario caminando por un abandonado circuito de carreras, otro mirando un mastodóntico edificio de Calatrava y un plano de la horripilante escultura de El Hombre Avión que encargó Carlos Fabra para su aeropuerto sin aviones.

Mientras estas icónicas imágenes de la ruinosa gestión del PP desfilan ante nuestras pupilas, una voz en off recuerda que “durante años, algunos creyeron que teníamos que hacer cosas muy grandes para demostrar que somos grandes”. Este vicio de apelar a “algunos”, que es el máximo recurso retórico de Cospedal, lo completa el Gobierno de izquierdas de Valencia con otras frases como "el orgullo de ser valencianos no necesita cemento porque surge de la tierra" o "las estructuras que nos hacen grandes no son de hormigón".

Con razón, el PP valenciano se ha enfadado. Por una parte, porque los 35.000 euros que ha costado promocionar el orgullo valenciano han ido a parar a una empresa catalana, pero aquí no vamos a entrar en las peleas de quién tiene la boina más grande. Por otra parte, por el “abuso partidista de los recursos públicos”, lo que es cierto de pleno derecho.

No hace falta ser el detective Colombo para descubrir que esos “algunos” de los que habla el vídeo son los políticos del PP valenciano. Y no vale la excusa de que la corrupción de los populares ha costado mucho más dinero a las arcas públicas. Para despegar al PP del poder en Valencia se ha necesitado mucha espátula y los nuevos aires que ha traído la izquierda no deben ulular los susurros del y tú más.

Ahora que los partidos se han quedado sin discurso político para las nuevas elecciones, todos se han centrado en presumir de quién ahorra más en propaganda. Si la Junta Electoral no toma cartas en el asunto del vídeo, harían bien PSOE y Compromís en destinar a causas sociales 35.000 euros de sus fondos de campaña, a la vista de que los han sacado de los bolsillos de todos los valencianos para atacar a una formación en concreto.

De todo esto, el PP puede sacar algo en positivo: una lección. Este martes, volvieron a hacer el ridículo, con ayuda del ABC, al denunciar que el Gobierno Puig-Oltra se gastó 2.500 euros en cerveza, cuando la factura, en realidad, la había generado el anterior gobierno popular. El gran escándalo del Birragate era otro más de sus pufos. Ahora, cuando tienen toda la razón, nadie parece tomarse en serio el escándalo del vídeo. Cuando ha llegado el lobo de verdad, nadie les ha creído.