Puede parecer sencillo: ponerse una tirita, sonreír a la cámara y tirar de móvil y redes sociales. Pero, en realidad, este pequeño gesto puede suponer mucho más, puede ser una paso más para conseguir un sistema de producción de los medicamentos más justo.

Eso es precisamente lo que busca la campaña ‘No es sano’, demostrar que no se puede investigar únicamente las enfermedades que son rentables, que no se debe especular con los medicamentos. En otras palabras, un catalizador de voces que piden a las grandes farmacéuticas otra forma de hacer. Porque “juntos curamos el modelo de innovación de los medicamentos. Cada gesto cuenta. Ponte la tirita de ‘No es Sano’ y alza tu la voz en defensa por el acceso universal de los medicamentos", piden.

Cada imagen cuenta, pero si tu rostro es uno de los más conocidos dentro y fuera de nuestro país, el gesto se convierte en un gran apoyo. La familia Bardem al completo (Pilar, Carlos y Javier) han querido colaborar con la causa subiendo a las redes sociales su imagen con la tirita. Pero cualquier persona puede hacerlo y el poder de las redes es casi infinito.


 

 


 

Con unos precios de los formatos cada vez más altos y con medidas políticas que dificultan y obstaculizan el acceso de los más desfavorecidos a los tratamientos, la campaña denuncia que “el modelo global de innovación y acceso a medicamentos está roto”. Como resultado surge “un sistema de investigación y desarrollo ineficaz y costoso que en ocasiones está más interesado en proteger los derechos de propiedad intelectual que en garantizar la innovación de interés público y el acceso a los medicamentos.”

El objetivo de esta campaña pasa por “construir un sistema de investigación médica eficiente, sostenible y que garantice el derecho universal a la salud y el acceso a los medicamentos que la población necesita a un precio asequible”.

Todo para conseguir que cualquier persona, venga de donde venga, disponga o no de renta y sufra una enfermedad típica o anómala, pueda estar seguro de que recibirá el mejor tratamiento posible. Porque, defienden, la sanidad es un derecho del que deben beneficiarse tanto las farmacéuticas, porque hay que “reconocer el legítimo derecho de las compañías farmacéuticas a un beneficio razonable por su actividad", como la ciudadanía.