Matemáticamente es imposible defender que sea una buena noticia que  a día de hoy haya más parados que al concluir noviembre de 2011, cuando el Presidente Zapatero dejó la Moncloa. Pero las crisis no son solo números, son también sicología, política y poder. Los datos de paro correspondientes a diciembre de 2014 y la evolución a lo largo de ese año arrojan también un signo que explica la lectura optimista de una cifra que hace tres años era dramática y desastrosa: ya no se destruye empleo en España. Y sicológicamente eso tiene su impacto, al igual que cuando un gran incendio arrasa y devora todo a su paso pero que en el momento en el que se sofoca hay una sensación de alivio porque ya no arderá nada más. Ya vendrán los tiempos de analizar el paisaje arrasado, negro y convertido en cenizas.

El fondo del pozo
Analistas, políticos y periodistas sitúa el inicio de la crisis en 2008. En España la fecha no es exacta, dado que fue cuando estalló en Estados Unidos la burbuja inmobiliaria que también arrasó su sistema financiero y la onda expansiva llegó a Europa a finales de ese año. Si se comparan los datos de España de 2008 con los actuales hay un abismo y ni siquiera los organismos internacionales advirtieron al Gobierno español ese año de problemas serios. La crisis impactó aquí en 2009 como un maremoto gigante que arrasó todo, incluido al Gobierno socialista. No obstante, como ya está asentado, demos por bueno que llevamos seis años de crisis, lo que nos lleva al año 2007 con el año pre-crisis. Diciembre de 2007 cerró con una tasa de paro del 8,6%, ¡inimaginable a día de hoy!. ¿Saben cómo tituló El Mundo y la Agencia Europa Press la noticia? "España segundo país con más desempleo de la OCDE". Ambos medios se sitúan en la prensa de derechas y no tienen empaque alguno en celebrar como un éxito glorioso una tasa de paro de casi el 24% cuando buscaron una forma de titular manipuladora no solo para no poner en valor una de las tasa de paro más bajas de la Democracia (que nunca consiguió Aznar), sino para convertir el dato en algo negativo. Cada medio tiene sus amos y en España los medios tradicionales pertenecen a los de siempre.
En estos seis años de crisis España ha caído en un pozo tan profundo y doloroso que cualquier mínimo dato se recibe con alborozo. Tener una tasa de paro de casi un 24% sería motivo de cualquier economista o de cualquier Universidad extranjera para afirmar que un país con semejante desempleo atraviesa una profunda crisis. Aquí no solo ya hemos salido de la crisis, sino que según Rajoy estamos en pleno relanzamiento. Pero es cierto que hemos dejado de caer porque no se ha destruido empleo, y eso -hay que reconocerlo- cambia la perspectiva. Con Rajoy se llegó a la peor tasa de paro de la historia democrática de España, casi un 27% y casi 7 millones de parados.

Graves heridas
Una vez que hemos dejado de caer tocar analizar las heridas. Y son graves y profundas: 5,4 millones de desempleados (EPA), tasa de paro casi en el 24%, desempleados de larga duración (y muy difícil recolocación) 3,5 millones y 729.000 familias que no tiene ningún tipo de ingreso. Sí se ha cumplido una previsión del gobierno, por primera vez en una crisis España no necesita crecer más de un 2% para crear empleo, pero la otra cara de ese dato es que es empleo de mala calidad, precario, por horas y mal pagado.

Objetivo de la reforma laboral del PP: Precariedad
Por ello estamos asistiendo en España a un fenómeno que creímos enterrado en los tiempos de la Transición del franquismo a la Democracia: trabajadores pobres. Tener un trabajo en España ya no significa salir de la pobreza. Basta revisar las estadísticas oficiales para comprobar una realidad incuestionable, la de que desde que el PP aprobó su reforma laboral en 2012 el empleo a tiempo parcial ha aumentado, los contratos temporales aumentan sin cesar y los salarios han bajado. Ese era el objetivo de la reforma laboral del PP. Y lo han conseguido. Los empleos temporales suman el 24,6% de todos los asalariados y el empleo a tiempo parcial supone el 22,5%.
La caída de salarios es más acusada de lo que dicen las encuestas porque las encuestas hacen media de salarios de todo el país y de todas las profesiones. Y en Comunidades como Madrid, Cataluña y Euskadi hay una élite que tiene sueldos muy altos. En la periferia y especialmente en la España rural hay sueldos de miseria.