Eduardo Inda en 'laSexta Debate'



El exdirector financiero de Caja Madrid Ildefonso Sánchez Barcoj declaró el pasado viernes en la Audiencia Nacional como presunto responsable de la gestión de las tarjetas opacas con la que los consejeros de la entidad gastaron cerca de 16 millones de euros a pesar de que la caja acabó quebrada y rescatada. Barcoj se defendió diciendo que no era el responsable del sistema opaco de retribución y que la práctica ya existía cuando él ingresó en Caja Madrid en la década de 1980. Es decir, que puso en el foco a Jaime Terceiro, que presidió la entidad financiera con el apoyo del PSOE de 1988 hasta 1996, cuando los consejeros del PP e IU le derrocaron para poner al frente a Miguel Blesa, amigo personal de Aznar.

Inda, de portavoz de Spottorno a vender la versión de los imputados
Este fin de semana en el debate de laSexta Noche se abordó "el saqueo de Bankia". Allí el periodista de El Mundo Eduardo Inda se erigió en portavoz de Rafael Spottorno para decir que le había transmitido que no había pagado con su tarjeta opaca de Caja Madrid en "masajes filipinos" sino en masajes para su hija (lo que demostraría en cualquier caso que no eran gastos de representación). También dijo que la estrategia de los imputados Blesa, Rato y Barcoj ante el juez fue "mentir, pero estaban en su derecho" y "se escudan en que eran sobresueldos y posiblemente lo fueran" aunque el problema estaba en que no tributara o lo hicieron por menos de lo que deberían. Y fue más allá al "matizar" al socialista Antonio Miguel Carmona, que había defendido la gestión de Terceiro. Según Inda "la persona que creó este sistema retributivo golfo y corrupto es Jaime Terceiro, es Jaime Terceiro", repitió. Carmona puso "la mano en el fuego" por el expresidente de la entidad e incluso Francisco Marhuenda le defendió de las acusaciones de Inda.

Sin embargo, las tarjetas de Terceiro nada tenían que ver con las opacas posteriores, al menos así lo asegura hasta el periódico del que Inda es adjunto a la dirección. El Mundo explicaba este sábado que antes de la llegada de Blesa lo que existía era una tarjeta "transparente", controlada por contabilidad bajo un criterio "muy estricto", con un uso posible de entre 100 y 300 euros y en gastos justificados. El País ya había apuntado el día anterior que en la etapa anterior a Blesa las tarjetas eran para gastos relacionados con la gestión de la entidad, que no servían para sacar efectivo y que eran auditadas, mientras que con las de Blesa se aumentaron los límites notablemente, se multiplicaron los beneficiarios y las operaciones dejaron de estar vigiladas por el comité de auditoría.

Sobre estos intentos de descargar responsabilidad sobre la gestión de Blesa conviene recordar que ya El Mundo avaló su llegada a la presidencia de la entidad presentándolo como un "reputado profesional" y cargó contra Terceiro por intentar cerrarle el paso.