Como Diego Simeone se pasó cuatro pueblos en el partido de vuelta de la Supercopa disputado en el Vicente Calderón ante el Real Madrid, el comité de competición de la Real Federación Española de Fútbol le ha sancionado con ocho partidos de suspensión por menospreciar, faltar al respeto, mofarse y golpear (¡Vivan las collejas) al cuarto árbitro.

Sanción merecida
Sanción justa por lo que hizo Simeone el pasado viernes en la banda del Calderón. Competición le ha impuesto cuatro partidos por las collejas, y con menosprecio, al cuarto árbitro del partido. Otros dos, por protestar airadamente, otro más por aplaudir la decisión del árbitro Fernández Borbalán y otro más, el octavo, por presenciar el resto del
partido desde la grada del Calderón, en vez de permanecer en su vestuario. Además el argentino deberá pagar una multa de 4.805 euros por las diferentes infracciones que cometió en el transcurso de la final de la Supercopa ante el Real Madrid.

El Cholo se pierde cuatro partidos de Liga
Es decir que Simeone no podrá dirigir a su Atlético en los encuentros de Liga, y por este orden, contra: Eibar, Real Madrid, Celta y Almería. Es decir, reaparecerá el 28 de septiembre en la sexta jornada ante el Sevilla. Los otros cuatro partidos de sanción¬–otra incongruencia de la Federación Española– el argentino los cumplirá en las próximas
Supercopas de España.

La sanción, un cachondeo
¿Y si el Atlético de Madrid, mientras Simeone sea entrenador del Atlético de Madrid, no gana otra Liga o la Copa del Rey, cuando cumplirá los cuatro partidos de sanción si no puede disputar la Supercopa de España? ¡Por favor! Seamos serios. De acuerdo, Simeone (el mismo la reconoce y acata) es merecedor de una sanción tan dura. Pero lo de cumplir ahora solo cuatro partidos y luego, suponiendo que vuelva a disputar otra vez la Supercopa, los demás es un auténtico
cachondeo. ¡Esto solo pasa en España, en la mejor Liga del mundo!

El Atlético recurrirá
Está en su derecho. Y de cara a la galería, alegará el rápido arrepentimiento de Simeone al término del partido. Pero El Cholo, que no tiene defensa, no puede quejarse. Ni el Atlético de Madrid tampoco. Un entrenador que se precie, y más representando a un equipo campeón, ni puede ni debe perder los papeles de esa manera tan barriobajera.

De las collejas, al dedo en el ojo
El Cholo, al que siguen a pies juntillas tantos y tantos seguidores del mundo del fútbol, debería reflexionar y tomárselo muy en serio. De lo contrario su imagen se deteriorará y acabará como Mourinho. Primero da collejas al cuatro árbitro y luego meterá el dedo en el ojo a cualquier entrenador rival. Al tiempo.