El País ha publicado un artículo escrito por Mariano Rajoy con motivo del fallecimiento de Adolfo Suárez. El título es Suárez y la concordia. Como acostumbra a ser habitual en este tipo de situaciones, las loas al primer presidente de la democracia, por fin rescatada en España, son numerosas, evidentes y, por lo demás, muy justas.

Los mejores éxitos colectivos
Resalta Rajoy "el caso ejemplar de Adolfo Suarez, un hombre capaz de restaurar la grandeza de la política y hacer realidad una idea de España basada en la concordia". Añade que "por estos méritos, nuestro primer presidente democrático (...) ha condensado en su trayectoria vital los mejores éxitos colectivos de la España contemporánea". Fue "un personaje estelar de la historia de España".

Un hombre de Estado
Puntualiza seguidamente el presidente del Gobierno que "los españoles lloramos la desaparición de una persona de bien, de un gran español y un gran europeo, de un hombre de Estado". Tiene toda la razón esta observación de Rajoy: "Adolfo Suarez supo encontrar salidas ante lo que tantos veían como callejones sin salida."

Inteligencia política
Reconoce Rajoy que "nada de ello [la Transición] ha sido posible sin las herramientas de la gran política: su espíritu de consenso y de diálogo, su capacidad para el pacto. A Adolfo Suárez le asistieron al mismo tiempo la inteligencia política y el sentido de la historia, el amor por su país con una lúcida comprensión de su diversidad y riqueza. Junto a ello, su cualidad humana y su célebre cordialidad (...) dieron atractivos a su proyecto".

Una cosa es hablar y otra cumplir
Todo esto que señala el presidente Rajoy -respecto a la figura de Adolfo Suárez- es, sin duda alguna, bien cierto. Sin embargo, cuanto ha explicado de las virtudes del difunto es todo lo contrario de su conducta política como actual jefe de Gobierno. Y es que una cosa es predicar y otra dar trigo. Una cosa es hablar y otra cumplir con aquello que uno ensalza de los demás cuando debe ser oficialmente cortés.

A los hechos nos limitamos
Nada de lo que aplaude a Suárez lo practica don Mariano. No ha hecho nada, una vez llegado a La Moncloa, por la concordia. Millones de ciudadanos se sienten acosados por un Ejecutivo que los ha maltratado y lo sigue haciéndolo. Tampoco es, como se demuestra, "un hombre capaz de restaurar la grandeza de la política" A los hechos nos limitamos.

¿Personaje estelar?
Jamás será Rajoy "un personaje estelar de la historia de España". En efecto, Suárez supo encontrar salidas ante lo que tantos veían como callejones sin salida. El presidente sigue empotrado en su mutismo, en su alergia a la opinión pública y el miedo ante los medios de comunicación que no son de su cuerda. El bunker, como en el franquismo, es él.

¿Dialogar? ¡No!
No se le conoce en absoluto que maneje "las herramientas de la gran política". En relación al "espíritu de consenso y de diálogo y su capacidad para el pacto" hay que decir que es para Rajoy una entelequia. O una cosa irreal. Ni consenso, ni diálogo ni pacto. Y a propósito de su "amor a su país con (...) comprensión de su diversidad, baste evocar la que montó en las calles de las ciudades de España contra el nuevo Estatuto que pedía Cataluña. Ahora no mueve ni una ficha en favor del diálogo en el asunto de la independencia catalana y únicamente repite ¡no! Dialogar, no.

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM
En Twitter es @enricsopena