¡Lo que hay que Wert! y oir
Sus declaraciones y salidas de tono, como la de que hay que "españolizar" a los alumnos catalanes, han protagonizado la actualidad hasta el punto de que en Twitter se ha acuñado la expresión ¡lo que hay que Wert!, a lo que muchos dirigentes del PP y altos cargos del Ministerio añadirían, a buen seguro, "¡y lo que hay que oír!".
El ministro de Educación y Cultura ha pulverizado todos los récords de la Democracia en cuanto a destituciones de altos cargos de su equipo en menos tiempo, lo que en condiciones normales sería una grave crisis interna y de gestión. En ocho meses Wert se ha cargado al director general de Cooperación Territorial, Xabier Gisbert, al de Política Universitaria, Federico Morán y a la secretaria general de Universidades, Amparo Camarero. A esta última le ha sustituído su antiguo jefe de gabinete, Jorge Sainz.
El ministro Wert también dirige su lengua mordaz contra sus colaboradores y no todos lo aguantan. Además las discrepancias en la gestión han sido clamorosas.
Lasalle aguanta
José María Lasalle, diputado del PP que llevó en la oposición los temas de Cultura, fiel a Soraya Sáenz de Santa María y a Rajoy, ofrece un perfil de derecha moderada y sobre todo dialogante que hizo que en todas las quinielas se le colocara, al menos, como ministro de Cultura. Lasalle es un político y un hombre de partido y Wert no. Lasalle es discreto y no se le recuerdan declaraciones polémicas o salidas de tono y busca el consenso, no el enfrentamiento.
Wert sabe que Lasalle es un rival digno de tener en cuenta y por eso desde el primer día quiso dejar claro quién mandaba en el Ministerio. En la misma toma de posesión de Lasalle como secretario de Estado, Wert le eclipsó mediaticamente con unas declaraciones incendiarias contra la pirateria con las que pretendía ganarse al mundo de la música y el cine.
Pero es mucha quina la que tiene que tragar Lasalle, según ha podido saber ELPLURAL.COM, los miembros del patronato del Museo del Prado asisten con cierto estupor a los "cortes" que el ministro Wert le da. Cada vez que Lasalle toma la palabra, el ministro le puntualiza de alguna manera o directamente corta su intervención, dejando claro quién manda. Y Lasalle aguanta a la espera de sucederle.