Convertir el odio y la rabia que se siente tras recibir el palo del terrorismo en valores de tolerancia, libertad o solidaridad es un reto tan complicado como necesario. Debemos aprender mucho todavía en este campo, para entendernos mejor a nosotros mismos. Quizás a través de los niños podamos extraer grandes lecciones que nos sirvan para seguir construyendo una sociedad alejada del odio al que quisieron abocarnos los terroristas. Como comienzo, una de las grandes noticias de este proyecto, además de sus objetivos, es la comunión que pudo verse en la presentación entre asociaciones de víctimas que han protagonizado importantes desencuentros en el pasado. Maite Pagazaurtundúa, presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, estuvo acompañada por Pilar Manjón, presidenta de la Asociación 11-M afectados del Terrorismo, Eloy Morán, vicepresidente de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M y Narcisa López, vocal de la Asociación Víctimas del Terrorismo. Junto a ellos, Nieves Segovia, presidenta de la Institución Educativa SEK, en la que se integra la Universidad Camilo José Cela. La propia Narcisa López aseguró durante el acto que si este proyecto hubiera existido antes, sus hijas no hubiesen padecido los problemas que sufrieron hace veinte años. En el horizonte, la esperanza de un país entero es que nadie más vuelva a tener que pagar con su vida la locura ideológica de unos pocos, degenerada en terrorismo.
Ion Antolín Llorente es periodista especializado en comunicación corporativa y política
En Twitter @ionantolin