El Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se puso en contacto ayer por la tarde con la Presidenta argentina para parar la nacionalización/expropiación. Según ha podido saber ELPLURAL.COM, Rajoy telefoneó a la Casa Rosada nada más difundirse a la prensa el texto del proyecto de Ley que Kirchner ordenó enviar al Parlamento en el que se decreta el control estatal sobre las reservas de hidrocarburos del país y se abre la puerta a la nacionalización de Repsol.

No fue la única llamada que recibió Cristina Fernández, también el Presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, se puso en contacto con ella para transmitirle la “preocupación” con la que toda la Unión Europea veía sus movimientos en torno a la petrolera hispano argentina, según informa hoy el periódico argentino La Nación.

El Gobierno de Rajoy ha puesto toda la carne en el asador, después de sufrir humillaciones como la negativa de Fernández Kirchner a recibir no ya al presidente de Repsol Antonio Brufau, sino al mismísimo Ministro de Industria, José Manuel Soria. El cabreo de este último es monumental, hasta el punto de realizar ayer unas declaraciones “imprudentes desde el punto de vista de la relaciones diplomáticas”, según manifestaron fuentes de la embajada argentina a ELPLURAL.COM. Entre otras cosas el Ministro español dijo que “gestos de hostilidad” contra empresas españolas son también “gestos de hostilidad a España y al Gobierno de España”.

Ayuda a los americanos
El Gobierno español ha jugado toda su estrategia de los últimos días a una baza: advertir a la presidenta argentina que un movimiento contra una petrolera no le traerá solo problemas con España y la Unión Europea, sino que la cosa puede ser mucho más seria si Estados Unidos se pone nervioso con el futuro de sus inversiones allí.

Y es por ello que diplomáticos españoles del más alto nivel se han puesto en contacto con sus homólogos norteamericanos para pedirles ayuda. Para acompañar esta estrategia, el presidente de Repsol ha telefoneado a los propietarios de fondos norteamericanos para decirles que él puede ser el primero pero que luego les tocará a ellos.

La tensión no se ha relajado y si las últimas 24 horas han sido de infarto para la petrolera española, las próximas pueden serlo más. Los medios de comunicación argentinos informan que el Congreso estaba a la espera de una llamada de la presidenta Fernández Kirchner, quien estaba reunida con los 10 gobernadores de provincia que ya han retirado licencias a YPF para extraer hidrocarburos, para iniciar los trámites del proyecto de Ley de nacionalización. La llamada no se produjo y los propios medios argentinos señalan que se debió a las presiones del Gobierno español y de la Unión Europea.
Y el Gobierno español ha endurecido aún más sus declaraciones. El Secretario de Estado para la Unión Europea, Íñigo Méndez de Vigo, declaró en una entrevista en Onda Cero que “romper las reglas de juego tiene un coste” y que “Argentina se va a convertir en un apestado internacional”. También contó que el Gobierno español ha hecho todo tipo de gestiones al más alto nivel para parar la nacionalización de YPF, en este sentido aseguró que “estamos haciendo todo lo posible a nivel nacional, a nivel europeo y a nivel internacional porque en el capital de YPF también hay inversores americanos y otros inversores”.

Pero Méndez de Vigo formuló una amenaza expresa: Uno de los grandes proyectos de ayuda europea para América Latina es potenciar Mercosur, y en la cadena de radio aseguró que si se produce la nacionalización de la parte argentina de Repsol “no habrá avances en Mercosur”.

El Gobierno y Rajoy se juegan su prestigio internacional
Cuanto mayor es la apuesta, mayor es la pérdida si se falla. El Gobierno, con su Presidente a la cabeza, ha decidido poner toda la carne en el asador y presionar a Cristina Fernández con todos los resortes a su disposición. Ha apostado por la línea dura y se la juega. Se la juega porque si finalmente la Presidenta argentina nacionaliza todos los yacimientos que Repsol tiene en ese país, Mariano Rajoy y su gobierno (especialmente el equipo de Exteriores) habrán quedado en evidencia doblegados por un país en teoría menos fuerte, con menos “influencia” y menos amigos.

Convendría que el Gobierno español repasar un poco la historia reciente en Argentina. En 2.009, y a pesar de las excelentes relaciones entre Cristina Fernández y Zapatero, la primera nacionalizó Aerolíneas Argentinas que por aquel entonces pertenecía a Marsans.

Pero es que Argentina tiene una veintena de pleitos ante el Tribunal de Arbitraje del Banco Mundial, la mayoría presentados por empresas españolas y norteamericanas, por cambios en las tarifas de los servicios o rescisiones unilaterales de adjudicaciones. Da igual, porque cuando el Tribunal de Arbitraje, con años de retraso, pone una multa millonaria al Gobierno argentino por no respetar las leyes internacionales, sencillamente no paga la multa. Un ejemplo, dicho Tribunal condenó hace seis años al Gobierno argentino a pagar una multa de 165 millones de dólares a la empresa norteamericana Azurix. A día de hoy la empresa no ha cobrado la indemnización.