Su diagnóstico es el siguiente: “Prevengo que, o bien Rajoy y todo su equipo modifican sus comportamientos políticos, sus estrategias de comunicación –y más aún, sobre la comunicación- o pueden sufrir un destrozo similar al que le organizaron a José María Aznar en 2004 una coalición de servicios secretos, moros criminales (…), y un partido de la oposición, el PSOE, dispuesto con Zapatero y Rubalcaba a la cabeza, a tumbar al PP “como fuera”. Los socialistas se aprovecharon sin piedad de todos los muertos”.

Quien da la impresión de que todavía aspira a ser el cerebro mediático del actual Gobierno advierte escandalizado de que el PP se dedicó antes de las elecciones de Andalucia a “desdeñar la influencia avasalladora de dos aparatos de propaganda y manipulación tan descarados en su obscena parcialidad, como Canal Sur (…) y TVE”.

“El PP andaluz –señala también el director de La Gaceta- se queja ahora, y con toda la razón, de que en los últimos días de la campaña, los sindicatos afectos al Frente Popular, han perpetrado contra Arenas y todo lo que oliera a centro-derecha un ataque rabioso sobre la reforma laboral (…)”.

Por su parte, el presidente del Consejo Económico y Social, Pedro Schwart, nombrado recientemente por su amiga y correligionaria neoliberal Esperanza Aguirre, concedía una entrevista exprés al diario de Intereconomía. No faltan alfilerazos hacia el Gobierno central. Pregunta: “Amnistía fiscal, ¿premio al defraudador?” Respuesta: “Intento desesperado de rebañar” Pregunta: “O sea que los defraudadores…” Respuesta: “Pueden sentirse estimulados”. Y, en todo caso, ni un solo elogio a Rajoy.

La periodista Pilar García de la Granja, desde su página de economía, carga con dureza contra la amnistía fiscal: “La situación es tan crítica que el Gobierno está adoptando medidas que van en contra de su programa electoral, y probablemente también en contra de su ideario político”. O esta otra frase: “A los trabajadores en nómina se les exprime a impuestos, mientras que a los defraudadores –millonarios- se les premia sin penalización”.

En El Mundo Pedro J. Ramírez resucita al conde duque de Olivares, año 1622, cuando “la Monarquía española afrontaba una doble crisis de carácter fiscal y territorial”. El autor de este mejunje histórico no se olvida de sembrar una duda ácida respecto a Rajoy: “La cuestión, hoy como entonces, es si el designado (…) podrá con la carga que le ha tocado soportar o acabará flexionando las rodillas como terminó haciendo Olivares, abrumado por el peso de los acontecimientos (…)”

A Rajoy le pintan bastos por todas partes y no ha hecho más que comenzar su Via Crucis que se le viene encima y no porque estemos en Semana Santa. Fuerte tempestad a la vista, según Ramírez: “La hipótesis de que España tenga que quedar bajo la tutela de algún tipo de mecanismo de rescate internacional se baraja con insistencia en círculos comunitarios” el director de El Mundo subraya que el titular el otro día de Le Monde era devastador: “España, la gran preocupación de Europa”.