Lo han sabido por boca, nada más y nada menos, que del presidente de la Generalitat. Han sabido que a sus continuos recortes en materia salarial hay que añadir otro más en este año. Un recorte que llegará al 5% y que hay que sumar a rebajas salariales y supresión de incentivos que se han producido en los últimos años. Artur Mas se ha saltado de esta forma los propios presupuestos de la Generalitat aprobados hace menos de un mes en los que estaba prevista una reducción salarial del 3%. Ahora, el presidente anuncia que este nuevo recorte puede llegar al 5% y que está condicionado a que Rajoy tome medidas similares. El recorte se producirá en la paga extraordinaria de Navidad de este año.

Algo similar
O sea, que Mas tiene previsto que Rajoy haga algo similar, cosa que hasta ahora ha negado su gobierno. De hecho, la pasada semana en el Congreso oíamos a dirigentes del gobierno acusar a los socialistas de haber sido los únicos que habían rebajado el sueldo de los funcionarios. Aunque parezca mentira, hoy Mas se ha constituido en portavoz de las intenciones del gobierno de Rajoy.

Los recortes de Mas
Ayer muchas pancartas y muchos gritos de los manifestantes hacían referencia a la reforma laboral. Competían con las pancartas y los gritos en contra de los recortes que está aplicando el gobierno de Artur Mas. Unos recortes que desde el gobierno siempre se justifican por el expolio fiscal que está padeciendo Catalunya y por los impagos que realiza el gobierno central. O sea, la culpa es del Gobierno de España, nunca del Gobierno de Cataluña.

La mosca detrás de la oreja
Además, los trabajadores catalanes de la administración pública tienen la mosca detrás de la oreja. En los últimos días, los rumores sobre la aplicación de expedientes de regulación de empleo en algunas empresas públicas son un secreto a voces. La Agencia Catalana del Agua y el Instituto Catalán del Suelo tienen todos los números para ser los primeros organismos en los que se aplique un expediente, según los criterios de la nueva reforma laboral. Visto lo visto, hoy por hoy nada es descartable. Más bien al contrario