El Papa Francisco ha fallecido este lunes, 21 de abril, en su residencia de la Casa Santa Marta del Vaticano a los 88 años. Pese a que el Pontífice atravesó recientemente un delicado estado de salud, que lo mantuvo ingresado durante 37 días en el Hospital Gemelli de la capital italiana, la noticia ha sorprendido al mundo, ya que el argentina aparecía este Domingo de Resurrección en el balcón principal de la basílica de San Pedro para pronunciar la bendición 'Urbi et Orbi'. La información saltaba mientras que los distintos matinales de la parrilla se encontraban en curso; entre ellos Al Rojo Vivo, desde donde Ferreras entonaba un emotivo adiós.

El presentador de laSexta arrancaba el programa recordando el importante papel que ha tenido el Papa Francisco desde 2013: "Un hombre valiente, una fuerza interior descomunal. Francisco es el Papa que ha defendido a los más desprotegidos y vulnerables y se ha despedido luchando contra los que desprecian y atacan a los inmigrantes. Con él, la Iglesia entró de verdad en el siglo XXI".

El aperturismo de Francisco I

El que ha sido el máximo líder de la Iglesia Católica desde hace más de una década ha sido el principal motor de los aires reformistas que han ido sobrevolando el seno de la institución. Siempre con una postura cercana y sobria y un mensaje a favor de la justicia social, el Papa se pronunció y condenó abiertamente los abusos sexuales acometidos dentro de la Iglesia, abordó temas como la posibilidad de flexibilizar el celibato sacerdotal, aumentar la participación de las mujeres en cargos de liderazgo o abrir el diálogo a la comunidad LGTBIQ+. Estas propuestas, aunque generaron debates, también le valieron el reconocimiento de millones de fieles que vieron en él a un papa humano, dispuesto a escuchar.

El Papa Francisco también jugó un papel fundamental en la mediación de conflictos internacionales, siendo un actor clave en el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, una histórica iniciativa que contribuyó a abrir nuevos caminos de entendimiento en América Latina. Además, no dudó en alzar su voz contra las guerras en Ucrania y Oriente Medio, condenando la violencia y el sufrimiento humano, y manifestando su profunda preocupación por el drama de los refugiados y los desplazados. Su mensaje siempre fue claro: la paz y el respeto a los derechos humanos deben prevalecer sobre los intereses geopolíticos. También denunció los efectos devastadores del autoritarismo en diversas regiones del mundo, reclamando una mayor justicia social y política para los pueblos oprimidos.

A lo largo de sus viajes apostólicos, el Papa Francisco recorrió los rincones más empobrecidos y golpeados por la adversidad, acercándose a las personas más vulnerables. Se encontró con migrantes que huían de la pobreza y la violencia, con víctimas de conflictos bélicos y con comunidades perseguidas por su fe o identidad. En 2021, hizo historia al convertirse en el primer Papa en visitar Irak, llevando un mensaje de esperanza y reconciliación a una comunidad cristiana profundamente afectada por la violencia del Estado Islámico. Su visita no solo fue un acto simbólico, sino también un llamado a la unidad y al perdón en un país desgarrado por años de conflicto.

Reforma de la curia

Sin embargo, su papado no estuvo exento de desafíos internos. Sus esfuerzos por reformar la curia romana y modernizar la Iglesia, así como su lucha contra los abusos sexuales dentro de la institución, generaron tensiones significativas con sectores más conservadores. A pesar de las críticas y los obstáculos, el Papa Francisco nunca se apartó de su visión de una Iglesia en salida, una Iglesia que no se encierra en los templos ni se limita a la protección de sus intereses, sino que se enfrenta a la realidad del mundo, se ensucia las manos y se dedica a cuidar de los más pobres y olvidados.

Francisco, con su enfoque pastoral y sus gestos de cercanía, transformó la manera en que muchos percibían la figura del Papa, promoviendo una Iglesia más inclusiva y compasiva. Sus palabras y actos siempre estuvieron orientados hacia el servicio de los demás. A lo largo de su pontificado, puso el énfasis en la necesidad de una "Iglesia pobre para los pobres", un principio que marcó su estilo de liderazgo y que sigue siendo uno de los pilares de su legado.

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