Las protestas por las restricciones adoptadas para frenar la pandemia del coronavirus no solo se han desarrollado en Barcelona. También en Burgos, más de un centenar de jóvenes violentos salieron a las calle y se enfrentaron a la policía, a la que lanzaron piedras y adoquines. 

Los disturbios se produjeron alrededor de las 22.00 horas, momento en que comienza el toque de queda en esta comunidad autónoma.  Los manifestantes, unas 400 personas, según cifra la Policía Nacional, destrozaron contenedores, marquesinas de autobuses y varios vehículos policiales. Dos personas fueran detenidas, una de ellas menor de edad. 

Los agentes se vieron obligados a efectuar varias cargas que consiguieron disgregar a los manifestantes, vaciar la zona y permitir la actuación de bomberos y personal de limpieza.

Tras despejar la zona de Gamonal, se produjeron nuevos actos vandálicos en otros puntos de la ciudad como el barrio de San Pedro y San Felices o la calle de San Francisco.

Llamamiento a la "serenidad"

El delegado del Gobierno en Castilla y León, Javier Izquierdo, ha lamentado estos hechos, aunque ha destacado que han sido "aislados" y "minoritarios". Izquierdo ha subrayado, eso sí, que son gestos "enormemente insolidarios" que "de forma evidente fueron rechazados por la ciudadanía desde sus balcones", los mismos "en los que se ha aplaudido y apoyado siempre tanto a los sanitarios como la labor de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, cuya actuación anoche en Burgos es digna de total reconocimiento".

Asimismo, ha hecho un llamamiento a la "serenidad" y ha expresado un "sincero agradecimiento" a la actitud "ejemplar" de "la inmensa mayoría" de la ciudadanía, cuyo "cansancio y preocupación" comprende.

Por último, ha deseado una "pronta recuperación" al agente herido, al que ha trasladado un mensaje de "absoluto respaldo en nombre de toda la ciudadanía".