Fue en 2009 que comenzó a dispensarse sin receta la llamada píldora del día después en la mayoría de farmacias de España; con la resistencia de algunas que, en un primer momento, se negaron por estar ideológicamente o religiosamente en contra.

Con anterioridad, la píldora se adquiría en centros de planificación familiar, donde un médico debía dar el visto bueno para obtener dicha pastilla y así evitar un embarazo no deseado -e incluso un aborto clandestino-.

Lo que supuso toda una victoria social para el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, fue un gran problema para el Partido Popular que, siguiendo su ideario conservador, quiso prohibir la dispensación de la pastilla poscoital sin receta hasta ya pasado el año 2011.

La mayor parte de la sociedad española abrazó la medida de los socialistas de facilitar el acceso a esta píldora a las todas aquellas mujeres en edad fértil que precisaran de ella. Siempre y cuando fuera tomada de forma saludable, sin abusar de su uso y, a poder ser, bajo la orientación de un farmacéutico o personal sanitario.

Desde el Gobierno recordaron que era recomendable acudir a este método menos traumático y doloroso de interrupción del -posible- embarazo, cuando otros anticonceptivos hubieran fallado al tener relaciones sexuales heterosexuales, así como para aquellos coitos que se hubieran realizado sin la protección necesaria.

Los populares se negaban

La exportavoz del PP en el Congreso en el año 2011, Soraya Sáenz de Santamaría, declaraba unos meses antes de ganar las elecciones generales que consideraba "incongruente" que en España que existía una sanidad gratuita y universal en el que "las urgencias funcionan tan bien" no fuera necesario ir al médico para pedir la píldora del día siguiente.

Remarcó que el apoyo del personal sanitario era necesario, ya que un médico debía explicar los efectos de la pastilla además de "recomendar otras fórmulas".

Sin comprender quizás el funcionamiento de otros métodos anticonceptivos femeninos como la píldora o el anillo anticonceptivo, que liberan grandes cantidades de hormonas en la sangre de quienes optan por utilizarlos, la exvicepresidenta del Gobierno explicaba alertada: "No soy médico, pero la píldora poscoital es una inyección de hormonas importante y puede tener sus consecuencias".

Sin embargo, una vez en el poder, los populares no modificaron la medida tomada por el PSOE, y a día de hoy los ciudadanos pueden seguir adquiriendo la pastilla sin receta. Asimismo, el aborto sigue siendo legal y cada vez hay más colectivos y partidos políticos que amparan los derechos de las mujeres en este ámbito.