El Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa, centro impulsado por la Fundación “la Caixa” y el Departamento de Salud de la Generalitat de Catalunya, han estudiado si las nuevas variantes comprometen la sensibilidad de los test. Los resultados fueron publicados por la revista Frontiers in Microbiology, y demuestran que, en condiciones favorables, uno de los cuatro test estudiados -Roche, Nesapor, Siemens y Abbott– pierde sensibilidad contra la variante alfa, mientras que, en condiciones extremas, todos los test pasan a ser 10 veces menos sensibles a la variante alfa y, dos ellos, a delta. En cambio, en lo que respecta a las variantes beta y ómicrom, la más presente en la actualidad, la capacidad de detección de los test estudiados no se ve alterada en ninguna condición.

Casi todos conocemos cómo funciona un test de antígenos rápido. Cuando detecta una proteína del SARS-CoV-2, llamada nucleocápside, marca una banda roja que acompaña a la banda control. Esta segunda marca confirma la infección. La proteína mencionada se encuentra dentro del virus, por lo que para detectarla, hay que romperlo, algo de lo que se encarga al líquido que mezclamos con el bastoncillo, antes de introducirlo en la nariz. Dàlia Raïch-Regué, investigadora de IrsiCaixa, y una de las autoras del estudio junto con Jordana Muñoz-Basagoiti, asegura que las variantes alfa, beta, delta y ómicron “contienen mutaciones en la nucleocápside y por eso las hemos estudiado en el laboratorio. Para ello, hemos utilizado virus aislados a partir de pacientes”.

Dàlia Raïch Regué, investigadora de IrsiCaixa, cogiendo material del congelador

Las condiciones favorables antes mencionadas implican que el test contenga suficiente líquido para romper bien los virus y permiten que la nucleocápside quede expuesta. Todas las variantes se pueden detectar por los cuatro test estudiados a excepción de alfa, que no se detecta en uno de los test. Cuando la cantidad de líquido es insuficiente, todos los test son 10 veces menos sensibles a la variante alfa, salvo en las variantes ómicrom y beta, que se siguen detectando correctamente por todos los test. Ómicron, como ya hemos dicho más arriba, es una de las últimas variantes de preocupación, por lo que estos resultados son positivos, ya que indican que su detección no se ve comprometida por los test de antígenos.

A pesar de la relajación de las medidas anti-COVID-19, es importante seguir haciendo seguimientos

Nuria Izquierdo-Useros, investigadora de IrsiCaixa, remarca que cuando se empezaron a desarrollar los test de antígenos “conocer cuál era la región exacta del virus que reconocen los test no era esencial. Lo importante era que fueran fiables a la hora de diagnosticar casos positivos y negativos. Sin embargo, con la aparición de nuevas variantes, esta fiabilidad puede verse comprometida, por lo que debemos dedicar esfuerzos a tener identificadas estas regiones. Sólo así podremos hacer un seguimiento rápido y eficaz”verse comprometida, por lo que debemos dedicar esfuerzos a tener identificadas estas regiones. Sólo así podremos hacer un seguimiento rápido y eficaz”.

Por último, Julià Blanco, investigador IGTP de IrsiCaixa, aconseja seguir haciendo seguimientos, a pesar de la relajación de las medidas antipandemia. “Si no lo hacemos, nos arriesgamos a desconocer que la sensibilidad de los test a las nuevas variantes sea muy baja, tal y como ocurre con alfa, y que no podamos detectar correctamente a las personas infectadas en las etapas iniciales”, concluye.