El pleno extraordinario del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) solicitado por el sector conservador, para elegir los dos magistrados del Tribunal Constitucional, ha evidenciado las políticas del Partido Popular en materia judicial: o gano o te bloqueo. Los vocales de derechas, designados por el PP, querían que se votara su candidato, César Tolosa, y vetar al del sector progresista, el magistrado José Manuel Bandrés, en favor de un nombre progresista “más acorde a ellos y menos cercano al Gobierno”, el magistrado Pablo Lucas. Las votaciones han quedado con diez votos para Tolosa y Lucas, y siete para Bandrés. Se necesitaba un mínimo de 11 votos a favor para salir elegido.

Así, en la primera votación realizada ninguno de los candidatos que se ha presentado ha logrado los once votos necesarios, es decir, tres quintos. De hecho, el sector conservador pidió votar en pleno extraordinario cuando supo que, el Gobierno de Pedro Sánchez pretendía cambiar las mayorías necesarias, pasando de los tres quintos a mayoría simple, ante el bloqueo sistemático de los conservadores a renovar los dos magistrados que le corresponde al órgano de Gobierno de los jueces nombrar. Los ocho magistrados conservadores son: Nuria Díaz Abad, José Antonio Ballestero, Carmen Llombart, Juan Martínez Moya, José María Macías, Juan Manuel Fernández, Francisco Gerardo Ttristán, Ángeles Carmona y Wenceslao Olea.

Sin embargo, la paralización de la votación en el Senado de este cambio legislativo por parte del Tribunal Constitucional, al admitir las medidas cautelarísimas solicitadas por el PP, les ha dado “aire”, al menos, de momento. No se descarta que el Ejecutivo tramite, con otra fórmula, el cambio de la Ley Orgánica del Poder Judicial, pero ese cambio sería efectivo mínimo a finales de enero, o en el mes de febrero.

El pleno ha tenido momentos tan surrealistas como el hecho de que se haya planteado que, la vocal progresista Clara Martínez de Careaga, debería abstenerse en la votación porque su marido, el magistrado Cándido Conde-Pumpido, quiere ser presidente del Tribunal Constitucional y los magistrados que salgan elegidos del CGPJ votarán en su elección. Es decir, que Martínez de Careaga quieren que se abstenga pero, 24 horas antes, todos los pertenecientes al sector conservador aseveraban que los dos magistrados recusados del TC, que fueron recusados por tener el mandato caducado y porque el cambio legislativo les afectaba directamente, no pudieran votar sobre su propia recusación era una locura. Como sucede con las votaciones donde prima el "o gano o te bloqueo", con las abstenciones es incluso peor:  los míos no se abstienen, los tuyos sí.