José María Aznar y Mariano Rajoy han comparecido este miércoles en la Audiencia Nacional para declarar en calidad de testigos por el presunto uso de la caja ‘b’ para la reforma de la todavía sede del Partido Popular en la calle Génova. Era un día señalado en rojo en lo judicial, especialmente por la condición de expresidentes del Gobierno de sendos protagonistas de la cita. La puesta en escena no ha pasado desapercibida, con claras diferencias entre ambos: pese a que los dos habían solicitado con éxito comparecer desde su residencia a fin de evitar viajes innecesarios por la covid-19, José María Aznar ha optado por un plano amplio, en el que la luz y la mascarilla que lucía -pese a estar solo en su despacho personal- lo convertían en una figura prácticamente irreconocible, mientras que su sucesor en la presidencia de los populares ha optado por acercarse a la cámara, con el rostro visible y un movimiento que denotaba cierto nerviosismo.

Acabado el análisis de la puesta en escena, los derroteros de sendas declaraciones han girado en torno a un mismo eje: “No existía ninguna contabilidad paralela en el Partido Popular”, han afirmado, como ya hiciera este martes María Dolores de Cospedal. La motivación no era otra que echar toda la culpa de lo sucedido a Luis Bárcenas, extesorero de la formación, a quien han acusado de mentir en sus papeles y en su declaración. “Es absolutamente falso”, ha indicado de forma tajante y en repetidas ocasiones Mariano Rajoy, que, a medida que la acusación popular citaba esta declaración, torcía el gesto e insistía en su falta de veracidad.

“Hay unos papeles del señor Bárcenas, que serán suyos y él deberá explicarlos. La primera vez que yo escuché hablar de ellos fue en un diario de tirada nacional en el año 2013, por lo que es meridianamente falso que yo pudiera destruirlos”, ha testificado Rajoy. “Sabemos que el señor Bárcenas guardaba dinero, pero yo no, y otros miembros del PP tampoco”, ha proseguido, pidiendo a quienes le interrogaban que no dieran validez ni peso a la declaración del extesorero. “Ustedes utilizan al señor Bárcenas con demasiada alegría, dándole autoridad, pero eso es un peligro y les lleva a cometer errores”, sentenciaba.

También Aznar ha declarado enterarse de los papeles de Bárcenas por la prensa, ratificando que no tiene ningún tipo de indicio de su veracidad ni sus fundamentos: “Yo no he recibido nunca ningún complemento de sueldo, las he recibido vía transferencia y han sido declaradas en mi declaración de la renta”. Además, como posteriormente haría Rajoy, ha negado que él desde la presidencia tuviese competencia alguna que le hicieran conocedor de nada vinculado a los ingresos y gastos del partido. “Solo he conocido la contabilidad del PP que se remitía al Tribunal de Cuentas”, ha asegurado.

De esta forma, negando sistemáticamente cualquier competencia o conocimiento previo de los papeles de Bárcenas o los sobresueldos pagados de la presunta caja ‘b’ del PP, tanto Aznar como Rajoy, otrora presidentes del PP y del Gobierno, han declarado que tanto el testimonio de Jaime Ignacio del Burgo, exdiputado del PP, como el de Pedro J. Ramírez, actual director del diario El Español y antiguo director de El Mundo, son falsos.

El primero de ellos testificó este martes que Aznar era conocedor de varios de los pagos que aparecen en los denominados 'papeles de Bárcenas', por valor de 3,9 millones de pesetas (24.000 euros), que recibió desde 1991 el que fuera secretario general del PP navarro, Calixto Ayesa, como "compensación" por un crédito que pidió para la campaña de UDC en 1982. Pedro J., por su parte, explicó ante la Audiencia Nacional que el Gobierno de Rajoy inició una "ofensiva frenética" para que desapareciera cualquier prueba al respecto de los papeles del extesorero.

Protección del partido, negación de las siglas y olvido de la reforma de Génova

La similitud de las declaraciones de Aznar y Rajoy también se ha podido ver en el aprecio al partido presidido. El primero ha recordado, con orgullo, que el PP tuvo más de 800.000 afiliados durante su mandato, mientras que su sucesor en el puesto ha recordado todos sus cargos dentro de las filas populares sentenciando que nunca escuchó a ningún integrante de la estructura hablar de la presunta contabilidad paralela. También han tenido palabras de agradecimiento a sus compañeros, incluido el extesorero Álvaro Lapuerta, a quien Aznar ha reconocido situar en el cargo y Rajoy mantenerlo por estar desempeñando “una gran labor”.

Sobre los apuntes de Bárcenas, y muy especialmente sobre las siglas sospechosas que les vincularían con el presunto cobro de sobresueldos en ‘b’, los dos expresidentes del Gobierno han negado ser, respectivamente, ‘J.M’ o ‘M.Rajoy’. Al igual que han negado ser conocedores de ninguna caja fuerte en el edificio de la sede de Génova: “La única caja fuerte que he visto, y nunca he usado, está en Moncloa”, ha dicho Rajoy. “Yo no era inspector de cajas fuertes y no me dedicaba a inspeccionar los despachos”, ha atestiguado Aznar.

Lo que no ha negado Mariano Rajoy es que él formase parte del equipo que decidió la compra de la sede de Génova, para acabar mostrándose mucho más olvidadizo con lo perteneciente a su reforma y a la empresa Unifica. Tampoco ha negado escribir aquello de “Luis, sé fuerte”, aunque se ha limitado a decir que en su momento le pareció buena idea hacerlo y que esto es una muestra más de que “en la vida no siempre acertamos”.