La violencia, el hostigamiento y el acoso revisten las actuaciones de Desokupa, empresa ultraderechista de Daniel Esteve. El cabecilla de la banda, que presumía de no haber recibido ninguna condena a pesar de las múltiples denuncias, miente igual que lo hace cuando asegura que las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado recomiendan sus servicios. La persecución y exposición con la que ataca a activistas en defensa de la vivienda, aprovechando su peso en redes sociales, gracias a su constante aparición en televisión, ha sido considerada como delictiva porel Juzgado de Primera Instancia número 42 de Barcelona.

Desokupa ha sido condenada y deberá pagar a uno de los afectados 5.899 euros en concepto de indemnización, además de borrar los vídeos compartidos en sus canales y cuentas de redes sociales y de compartir la resolución judicial en estos. Esta sentencia, adelantada por el periódico Nació, es la primera que condena a la empresa de Esteve, aunque múltiples de sus miembros ya han sido condenados individualmente por amenazas, agresión e intento de homicidio. La sentencia por la que la organización deberá pagar los casi 6.000 euros responde a acontecimientos que tuvieron lugar en enero de 2022.

En aquel momento, la empresa grabó videos durante el intento de desokupación de una nave en Cornellá en las que se escuchaba como se refería a los activistas como “perroflautas” o “ratitas”. El juez ha considerado que la difusión de estos vídeos busca “fines publicitarios y comerciales” y vieron la luz para “la captación de potenciales clientes futuros”. La defensa de Esteve aseguraba que los vídeos e insultos se produjeron a título personal, pero la vinculación de su empresa directamente a su persona que él mismo se ha empeñado en proyectar ha hecho caer el argumento.

"Empezamos un operativo en Cornellà de Llobregat contra un colectivo de rastaflautas”, reflejaba Desokupa en sus redes sociales. "Publicaciones como la que nos ocupa no tienen una mera finalidad divulgativa" sino que buscan "la publicitación de la marca y la actividad de la demandada en el tráfico mercantil y, por tanto, la captación de potenciales clientes futuros", recoge la sentencia. Los miembros de esta organización ya están acostumbrados a tener problemas con las autoridades, a pesar de que se empeñen en portar símbolos de la fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.

El propio cabecilla fue detenido en 2008 por Mossos d'Esquadra al incurrir en extorsión, detención ilegal, lesiones, vejaciones y asociación ilícita. En la organización de Esteve, conocido por organizar actos con Vox en Andalucía, aglutina a personajes que evidencian el proceder de la organización. Ernesto Navas, cuyo cuerpo luce decorado por tatuajes nazis, o Jivko Ivanov, quien fuera participe de la milicia Alba Ortodoxa, de extrema derecha, son algunos de sus principales activos.

Mentiras y amenazas

El enriquecimiento de Esteve a través de la aporofobia y la persecución de los más vulnerables viene de lejos. Desde 2016 su empresa se dedica a acosar a personas, asegurando que lo hacen como método de mediación y con la recomendación de “los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado”. Por supuesto, ambas afirmaciones son falsas. Como ha podido conocer ElPlural.com, el Ministerio del Interior no era consciente de que la organización recogía esta consigna en su página web oficial.

“Es rotundamente falsa”, han asegurado fuentes del Ministerio, desde donde además han insistido en recomendar “no participar en dichos movimientos”. Esteve miente y amenaza de que tomará las calles si el resultado electoral del próximo 23 de julio no le gusta. “Espero que las urnas echen a estos tíos de por vida (Pedro Sánchez y el Gobierno de coalición), le demos armas a nuestro ejército y a nuestra policía y se cierren las fronteras de una puta vez, que es lo que tiene que pasar aquí”, ha trasladado Esteve.

“Si no, nos veremos en la calle, pero yo no pondré una velita. Si vienes a por mí, yo iré a por ti”, ha advertido. La exaltación de la violencia y la llamada a la insurrección contra el Gobierno no se queda ahí. “Si tengo que morir, moriré en la calle defendiendo mi país y a mi familia. Esto de que luchemos poniendo una velita, una foto o un estado de WhatsApp, conmigo no va”, asegura el cabecilla.

Aupados por Vox, campan a sus anchas y ponen lonas por todo el territorio. La condena pública (y la judicial) ha llegado tarde, siete años concretamente, tiempo que la organización lleva hostigando a activistas y personas vulnerables con actitudes violentas. Ahora las manos están puestas en la cabeza, pero meses antes Esteve aparecía en las principales tertulias televisivas, vertiendo odio y mentiras que nadie desmentía. Los movimientos por la vivienda y contra los desahucios llevan sufriéndolos años, pero ha hecho falta una lona gigante contra el presidente del Gobierno para que se enciendan las alarmas.