La Audiencia de Barcelona ha condenado a cuatro años y medio de cárcel a Dani Alves por un delito de agresión sexual. El tribunal ha considerado probado que el que fuera jugador del F.C.Barcelona violó a una joven de 23 en los baños de la discoteca Sutton de la Ciudad Condal a finales de año.

La Justicia considera que queda acreditado que la víctima no consintió los hechos y que existen elementos de prueba, así como testimonio de la denunciante, que demuestran la violación. Así las cosas, el tribunal considera probado que “el acusado cogió bruscamente a la denunciante, la tiró al suelo y evitando que pudiera moverse la penetró vaginalmente, pese a que la denunciante decía que no, que se quería ir”. Con ello, “se cumple el tipo de ausencia de consentimiento, con uso de la violencia, y con acceso carnal”.

La sentencia se ha notificado en mano este jueves por parte de la sección 21 de la Audiencia a todas las partes. Antes de ello, el martes el tribunal había citado a la fiscal, a los abogados y al futbolista a acudir en persona al Palacio de Justicia para recibir la sentencia y de esta manera evitar posibles filtraciones.

La Fiscalía pedía 9 años de cárcel para el jugador brasileño, petición que mantuvo al finalizar el juicio al considerar que durante la vista había quedado demostrado que el exfutbolista agredió sexualmente a la joven. El órgano manifestó que la víctima “dijo que había pasado miedo en el baño y que hubo un momento en el que se dejó ir para que todo acabara rápidamente”. A continuación, la fiscal consideró que el relato había sido totalmente creíble y es que “ninguna mujer que entra en un baño piensa que puede ser violada”.

Ester García, abogada de la denunciante, solicitaba para Alves una pena de doce años de cárcel, la máxima prevista para el delito de agresión sexual. Según la acusación, a lo largo del juicio quedó demostrada la culpabilidad del futbolista porque “si entró en el baño y ella dijo que no, es no”, refiriéndose a la nueva ley del ‘Solo sí es sí’. “Por eso se ha modificado el consentimiento con la nueva ley (…) En el baño repitió ‘Me quiero ir”.

Al otro lado, la abogada de Alves, Inés Guardiola, tuvo que defender a su cliente después de que éste hubiera dado hasta cinco versiones distintas de lo ocurrido. Por ello, su estrategia se basó en minimizar daños tratando de defender que las relaciones sexuales fueron consentidas, que el estrés postraumático que todavía sufre la víctima es fruto de una mala experiencia, pero no de una agresión sexual, y alegando que el jugador iba borracho y no era consciente de lo que hacía.