Estar de vacaciones, disfrutando de un apacible día de playa, sin casi salir del mar para escapar de los efectos de la segunda de ola de calor y, de repente, una gran sombra aparece bajo los pies provocando un fuerte susto. Eso es lo que les ocurrió a los bañistas de una de las playas de La Antilla, en la provincia de Huelva. Tal y como se ha podido observar en diferentes vídeos grabados por civiles e incluso por la policía local, una ballena picuda surcaba las aguas, causando una profunda sorpresa entre los veraneantes, quienes, una vez recuperados del susto inicial, se quedan embelesados ante la presencia del cetáceo. “¡Es enorme!”, exclamaba con admiración uno de los testigos.

Vecinos de La Antilla y turistas se han visto sorprendidos por la aparición de un cetáceo en las costas de la localidad onubense. La presencia del animal ha dado un buen susto a quienes disfrutaban de una jornada de pádel surf; un grupo de niños bañándose y jugando con una tabla que vieron como bajo sus pies aparecía una sombra gigantesca. Pensaron en un primer momento que podría tratarse de una orca o similar cuando ésta salía a la superficie y dejaba al descubierto una parte de su agrisado lomo.

No se trataba de una orca o de un delfín, sino de una ballena picuda de Cuvier, un espécimen que puede oscilar entre los 5 y 8 metros de longitud. Este cetáceo es conocido por su capacidad para bucear a gran profundidad. De hecho, en palabras de la policía local, tiene el récord de ser la especie que “nada más profundo”. Los agentes del cuerpo de Lepe intentaron calmar los ánimos, mientras explicaban la procedencia del animal, cuyo origen y taxonomía se desconocía en un inicio. En cualquier caso, señalaron que el ballenato pudo haberse desorientado al contar con un sónar muy sensible e incluso corría peligro de “quedarse varada” al nadar tan próxima a la costa.

Los bañistas han compartido numerosos vídeos en redes sociales, donde se observa al animal, nadando muy cerca de la orilla y pasando entre los turistas. “Es impresionante. Es enorme”, exclamaban algunos de los presentes en los clips que corren ahora como la pólvora en las redes sociales. No obstante, no solo ha sido La Antilla donde se han visto este tipo de especímenes, sino también en otros puntos de la costa onubense. De hecho, en los últimos años se han incrementado los avistamientos de orcas en diferentes áreas de Huelva, por ello, el primer pensamiento que se aferró a la mente de los testigos era que estaban ante un ejemplar de esta especie. No obstante, en lo que respecta a este caso, la ballena picuda de Cuvier ha continuado con su camino, sin entorpecer a quienes se refrescaban en el agua tras recuperarse del impacto sorpresivo inicial.

Avistamientos en Canarias

No solo en Huelva. También en las islas Canarias, ejemplares de la familia de los cetáceos se han dejado ver frente a las costas del Archipiélago, tal y como recogen en el diario local Las Provincias. En este caso sí que se trataba de una orca. Este lunes, un grupo de científicos de la organización CEAMAR, en el marco de una campaña del Servicio para la mejora del conocimiento de las poblaciones de cetáceos mediante fotoidentificación (Tragsatec-MITERD), se toparon con un grupo de orcas en libertad a escasos kilómetros de La Restinga.

El grupo se encargaba de hacer un seguimiento a un grupo de delfines mulares, precisamente ejemplares pertenecientes a la familia de Cuvier, cuando avistaron a un grupo de orcas. Los expertos, sorprendidos, relatan que era la segunda vez en “veinte años” que tenían la ocasión de “tener un encuentro con esta especie majestuosa”. “¡Nos cuesta describir la emoción!”, explican al citado medio.

La iniciativa parte de uno de los programas de seguimiento del segundo ciclo de Estrategias Marinas de España, en los márgenes de la Directiva Marco sobre las Estrategias Marinas, con el objetivo de “obtener estimas poblacionales y otros parámetros demográficos” a través de técnicas de fotoidentificación acorde con la metodología “mark-recapture y la aplicación de modelos de diseño robusto”. Estas imágenes están tomadas con la preceptiva “autorización administrativa”, que elude la prohibición expresa de aproximarse a menos de 60 metros de un cetáceo o grupo de estos por motivos de investigación”, con el fin de estudiar la conservación de estos animales.