Dos guardias civiles se han quitado la vida esta semana y otro integrante de este cuerpo de seguridad del Estado ha tratado de hacerlo. El problema no es nuevo, pero sí muy preocupante, ya que la cifra de suicidios dentro de este colectivo no deja de crecer. 

El 2017 fue un periodo especialmente trágico en este sentido. Se registró entonces el número de casos más alto de los últimos seis años (quince entre enero y septiembre, casi uno por quincena). 

La Asociación Unificada de Guardias Civiles ha denunciado en varias ocasiones el problema. Sin embargo, aseguran no haber recibido respuesta alguna por parte de la administración. "Como un organismo que hubiera asimilado una sustancia nociva, los sucesivos gobiernos se cruzan de brazos ante esta situación, la ignoran o simplemente la achacan a cuestiones como la posesión de armas, que, como ha quedado sobradamente demostrado por estudios independientes, no influye en la tasa de suicidios entre otros colectivos que también cuentan con ellas, como los cazadores", apuntan desde la AUGC.

Algunas de las razones que explican este drama aparecen recogidas en el ensayo '¿Todo por la patria?', coeditado en 2015 por esta agrupación. En él, el psicólogo Daniel J. López Vega, apunta que "el clima laboral y la utilización inadecuada de la escala de mando frente a la falta de instrumentos para defender sus derechos producen en los guardias civiles un grave estrés añadido".

Los responsables del cuerpo, insisten desde esta organización, "siguen sin evaluar los riesgos psicosociales a los que están expuestos los trabajadores, incumpliendo con ello su responsabilidad en materia de riesgos laborales, algo que no parece preocupar en modo alguno a quienes nos gobiernan, que sólo recuerdan la obligación de cumplir las leyes cuando a ellos les interesa".

AUGC lleva meses manteniendo reuniones con los distintos grupos parlamentarios para transmitirles la necesidad de abordar este problema a través de una comisión de estudio multidisciplinar y no sólo por medio de los mecanismos internos de la Guardia Civil. El objetivo es que con la participación de los representantes parlamentarios, de la propia Dirección General, técnicos especializados y asociaciones profesionales se consiga establecer un método de trabajo que sirva para "paliar este auténtico problema de salud pública que tanto dolor está causando en familias de guardias civiles".

La asociación solicita, además, la externalización del servicio psicológico, de manera que sean profesionales independientes los que atiendan a los guardis civiles. A día de hoy el servicio lo prestan profesionales que forman parte del cuerpo, por lo que "el estrés laboral está presente en las consultas".