El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se comprometió este domingo ante la nueva dirección del partido y los asistentes al 40º Congreso Federal a impulsar la ley que prohibirá la prostitución en España y sancionará a los clientes de esta práctica. El objetivo de la nueva normativa será erradicar el tráfico humano en este sentido y castigar a sus clientes, de forma que se persiga la demanda y se ponga coto a todas las formas de proxenetismo, tal como explicaba el presidente.

La cuestión de la prostitución es muy compleja, y no todas las formaciones del arco parlamentario comparten las mismas formas para atajar el problema desde las instituciones, ya que según un estudio de la ONU, el 39% de los varones en edad adulta ha pagado en alguna ocasión por mantener relaciones sexuales. España es el país de Europa con mayor demanda de sexo pagado y el tercer país a nivel mundial donde más prostitución se consume.

Desde Podemos han dado la bienvenida al anuncio de Sánchez sobre la abolición de la prostitución. Su portavoz, Isa Serra, ha recordado que el Ministerio de Igualdad, liderado por Irene Montero, ya está impulsando medidas para acabar con la industria proxeneta. No obstante, Serra reconoce que es una medida que llega “tarde” porque “durante todos los años de la democracia” el partido que más ha gobernado es el PSOE y “no se ha hecho nada para luchar contra la industria proxeneta”.

Además, Serra ha explicado que el Ministerio de Igualdad ha decidido recuperar en la Ley de Garantía de la Libertad Sexual, conocida como Ley del 'solo sí es sí', la prohibición de la tercería locativa que permite castigar a quienes se lucran dejando locales o espacios físicos para el ejercicio de la prostitución. Y ha puesto sobre valor la necesidad de reformar la Ley de Extranjería para que mujeres migrantes explotadas no estén exentas de derechos y se puedan beneficiar de las políticas del Gobierno en esta materia.

En el Congreso socialista, además de Sánchez, habló al respecto José Luis Rodríguez Zapatero. El expresidente del Gobierno defendió el derecho a “no ser esclavizado, utilizado, comprado, como pasa con la prostitución” e instó a trabajar en otros como el derecho a “un medio ambiente digno”, los derechos digitales y los de los consumidores.

Diferentes versiones para atajar un mismo problema

ElPlural.com ya se puso en contacto con la mayoría de fuerzas del arco parlamentario en el Día Internacional contra la Trata de Personas, que se celebra cada 30 de julio, para hablar sobre la cuestión y cómo atajar un problema que con el coronavirus se volvió más oscuro que nunca, cuando los peores momentos de la pandemia sacudieron los cimientos de una sociedad que no se había visto en una crisis sanitaria de tales magnitudes en cien años.

“El 94% de las personas explotadas sexualmente en el mundo son mujeres y niñas, mientras que el 99% de los demandantes son hombres. La prostitución no es ocio masculino, es esclavitud femenina. Las personas no se compran. Si tienes que pagar por el cuerpo de una mujer es porque libremente no quiere estar contigo”, defendían desde el PSOE en un vídeo, añadiendo que “la trata con fines de explotación sexual es el transporte, el medio mediante el cual los proxenetas consiguen mujeres que prostituir”. “Solo existe la trata porque existe la prostitución. No miremos hacia otro lado: si no hay demanda no hay sufrimiento”, sentenciaban.

Marga Prohens, portavoz de Igualdad del Grupo Parlamentario Popular, defendía que desde el PP se prefiere hablar de “trata con fines de explotación sexual” que de prostitución: “Los datos avalan que el 90% de las víctimas de trata son mujeres que ejercen la prostitución en España lo hacen obligadas al ser víctimas de estas redes y bajo la coacción de unos proxenetas con los que acumulan deudas imposibles de pagar y que incluso retienen a sus hijos. Estamos ante una práctica de esclavitud sexual. No podemos mirar hacia otro lado, hay que dirigir todos los esfuerzos hacia la abolición de la explotación sexual de mujeres y niñas”.

Frente a la vertiente abolicionista de socialistas y populares se mostraba Ciudadanos, un tanto más cautos: “En Ciudadanos pensamos que el Estado debe perseguir a las mafias que explotan a personas a través de la prostitución, y a la vez regular la situación de quienes la ejerzan en uso de su libertad sexual y sin coacciones”. Además, alegaban que “negar la realidad y agarrarse al puritanismo solo beneficia a los delincuentes”. “Regular la prostitución –como se ha hecho ya en Alemania, Países Bajos, Austria o Suiza– protege a las trabajadoras y trabajadores sexuales, garantiza sus derechos y lucha de manera efectiva contra las mafias. Es la respuesta valiente, progresista y liberal: el bipartidismo lleva años mirando a otro lado sin ofrecer soluciones. En Ciudadanos creemos en el compromiso, valentía y realismo para acabar con la trata de mujeres explotadas por las mafias”.

De forma reposada respondía ERC, distinguiendo entre la prostitución voluntaria y la trata de personas: "Partiendo de la base de que lo deseable sería una sociedad sin prostitución, pero siendo conscientes de que no podemos hacer más vulnerables a las trabajadoras sexuales que la ejercen voluntariamente, en ERC apostamos por una regulación de la prostitución. Apostamos por una regulación que responda a dos necesidades existentes. Por un lado, perseguir la eliminación de las redes de prostitución forzada y de tráfico de personas y hacerlo con toda la dureza y todos los medios ya que es una de las situaciones más graves que se da actualmente contra mujeres y niñas, y por otro, garantizar el derecho de las mujeres que libremente ejercen la prostitución y que no provienen de estas redes", explica en declaraciones a ElPlural.com la formación soberanista.

“También es necesario incrementar la red servicios tanto para las mujeres que deciden abandonar la prostitución como para las mujeres que libremente deciden ejercerla. Es decir, hacer efectivo su derecho a la sanidad (acceso a la Seguridad Social), a la formación, al trabajo (acogidas al régimen de autónomas), a la sindicalización: hacer efectivo, en definitiva, su derecho a la ciudadanía”, añadían.

Por último, desde Compromís, apostando sin ambages por la abolición de la prostitución, comentaban: “La prostitución no es un trabajo, es una relación desigual en que se naturaliza el acceso al cuerpo de las mujeres justificado por la compensación económica. Si a eso añadimos la transformación del sistema prostitucional en los últimos años en una gran industria de carácter global en la que la mercancía son las mujeres más vulnerables en un comercio de proporciones gigantescas, es urgente una legalidad abolicionista y unas políticas abolicionistas en defensa de los derechos humanos”. “Se trata de una cuestión de grandes dimensiones y que urge. No podemos continuar contabilizando en el Producto Interior Bruto la prostitución, debemos dar un giro abolicionista ya para evitar que, dentro de la crisis en que nos encontramos, acabe siendo nuestra principal industria”, sentenciaron.

¿Qué es la trata?

La esclavitud del siglo XXI. Así referencia el pesar de una realidad muy arraigada en nuestro país la propia Policía Nacional. “Entendemos por trata la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. La explotación incluye como mínimo, la derivada de la prostitución y de otras formas de explotación sexual incluida la pornografía, trabajos o servicios forzados, la esclavitud o prácticas similares a la esclavitud, la servidumbre o la mendicidad, las actividades delictivas y la extracción de órganos corporales", explican.

Su labor para paliar los daños de esta lacra no es sencilla. Como ellos mismos referencian, la coacción y el miedo a denunciar juegan un papel fundamental en la labor realizada por proxenetas y traficantes de personas, por lo que la realidad de las operaciones contra la trata no responde a patrones comunes.