La muerte es lo más cierto e ineludible de nuestra existencia. Pero, incluso ante un final tan escrito, nos queda un último rincón de libertad: cómo afrontarla. Es lo que debió pensar el escritor Carlos Fuentes cuando se preguntó si esa compañera final e inevitable era amiga o enemiga. O el padre Jean cuando, en la última escena de Adiós, muchachos, es arrestado por las tropas alemanas y se despide de sus queridos alumnos con la frase que da título a la peli y esa paz de quien ha aceptado que se va. Incluso en el marco de los cuidados paliativos, cuando parece que ya no se puede hacer nada, seguimos teniendo el derecho a decidir cómo morir. Porque no podemos sobrevivir a la muerte, pero sí al sufrimiento. Ramón Bayés, psicólogo y profesor emérito de la Universidad Autónoma de Barcelona, habla de ello en una interesante entrevista en la revista Alma, el portal social social de la Fundación la Caixa, donde valora el programa de Atención Integral a Personas con Enfermedades Avanzadas de esa entidad.

"Se qué me iré de este mundo sin haber entendido gran cosa"

"Hace años di alguna conferencia en el marco del programa, así que conozco de primera mano personas que están trabajando en unidades de paliativos relacionadas. La verdad es que creo que ha ayudado mucho, ha abierto unas puertas que estaban cerradas y que era importante abrir. Necesitamos una gran dosis de escucha, de observación, de amor y de compartir con las otras personas este mundo incomprensible en el que nos encontramos. Estoy a punto de cumplir 88 años y sé que me iré de este mundo sin haber entendido gran cosa", afirma el profesor sobre el programa de la Obra Social.

El ser humano ante la muerte

Ramón Bayés habla del sufrimiento y del dolor, que no siempre van juntos. "Una mujer embarazada que se pone de parto sabe que va a pasarlo mal y que sentirá mucho dolor; pero si lo que espera es un hijo deseado, el dolor pasa sin sufrimiento. En cambio, cuando nos encontramos ante una situación que no controlamos, ante la incertidumbre, es cuando aparece el sufrimiento. Porque somos humanos. Queremos saber las consecuencias que tendrán las cosas y, sobre todo, poder tomar decisiones sobre ellas", explica el profesor.

Sobre la aceptación de la muerte, Bayés considera que nos cuesta y se ve en todos los aspectos de la vida: "Cuando tienes una cita con alguien que te gusta mucho y no estás seguro de si vendrá. Hasta que le ves llegar, sientes una incertidumbre muy desagradable, porque la evolución de la situación no depende de ti. En cuidados paliativos o en casos de enfermedades graves, el no saber qué pasará, no poder hacer planes y no conseguir vivir la vida día a día puede llegar a ser muy duro".

Ayudar es escuchar

¿Cómo aliviar el sufrimiento de quien se encuentra en cuidados paliativos? "Cada persona es diferente, así que la única forma universal que hay de ayudar es escuchar: intentar entender a la otra persona, comprender qué siente, qué puedes hacer para ayudarla y respetarla íntegramente, sean cuales sean sus creencias, su pasado o sus expectativas. A mí me cambió mucho la forma de pensar un trabajo de Eric Cassell, en el que explica que quien sufre no es el cuerpo sino la persona", señala el psicólogo.

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