Laura tiene 15 años y dedica buena parte de las horas del día a fotografiarse. En su cuarto, en el instituto, en el baño, … Su vida en es un conjunto de instantáneas donde el mayor protagonismo lo tiene su grupo de amigos. Da igual si hace años que los conoce o los acaba de incorporar a su red en un botellón. Todos forman parte de su álbum.  

Miguel tiene 45. Separado y con dos hijos, las redes sociales han ido colándose cada vez más en su día a día. En el gimnasio, de salida de fin de semana, cenando en un restaurante… No deshecha ninguna oportunidad de mostrar su mejor perfil en cada selfie.

Las vidas de Laura y Miguel nada tienen que ver. Sin embargo, ambos son claros ejemplos de lo que se ha bautizado ya como el ‘postureo’ en las redes. En sus perfiles, no hay rastro de malos momentos, frustraciones o desengaños. Solo fotos perfectas de momento idílicos.  

Instagram, Facebook o Snapchat se han convertido en el espejo perfecto, ese que siempre nos devuelve la imagen buscada.  

Cada vez vivimos más obsesionados por gustar a los demás. Tal y como explica a ELPLURAL.COM Juana García, psicóloga clínica del CPL de Torrejón de Ardoz (Madrid), “se diseña cuidadosamente la imagen que se quiere ofrecer. Seleccionas lo que eres, lo que dices, … Ya no hay que esperar a las visitas para sacar el álbum con las mejores fotos”.

Para esta especialista, la forma de actuar es muy similar a la que utilizamos en el momento de la conquista “cuando mostramos lo mejor de nosotros mismos”. “A todos nos gusta salir bien”, añade, “es una forma de atraer al prójimo, pero con infinitas posibilidades”.

El problema es cuando dejamos de ser nosotros mismos para vivir una realidad paralela, totalmente edulcorada.

Los adolescentes, los más vulnerables

Los adolescentes son los más vulnerables, en este sentido y hay quien habla ya de una ‘generación del postureo’. En esta etapa del desarrollo, aclara García, “todavía están forjando su personalidad. Es un momento en el que se basan en el igual, en el otro. Están en plena formación del autoconcepto y buscan continuamente saber quién soy”.  

Este colectivo se nutre del número de likes y me gusta. “Esto refuerza su autoestima, recalca esta psicóloga, que, sin embargo, advierte “es un refuerzo falso”.

“Nos hemos encontrado casos en los que los padres castigan a los hijos a salir sin el móvil y estos prefieren renunciar a la fiesta que hacerlo sin teléfono”, confiesa esta profesional. En la era de la comunicación es cada vez mayor la incomunicación.

Precisamente, para denunciar esto, dos jóvenes mexicanos, Eddie Silva Valeria Rodriguez, junto con el youtuber Lord Henrick, han creado un vídeo que pone de manifiesto esta "falsa vida”.  

La campaña busca concienciar a los jóvenes de la importancia de potenciar la comunicación personal, dejando de preocuparse por el like. Sin embargo, no es la primera vez que un vídeo alerta de la realidad que se oculta tras la perfección virtual.

Patologías ocultas

En algunas ocasiones, detrás de esta realidad edulcorada de las redes, se esconden también patologías. Entre los adultos, detalla la psicóloga Juana García “encontramos narcisistas, histriónicos, gente con fobia social, que tiene en las redes la oportunidad de mostrarse al exterior sin exponerse, e inseguros”.

Del mismo modo, toda esta vida color de rosa ha hecho aumentar, el número de insatisfechos. Cada vez hay más pacientes en las consultas de psicología “que no están conformes con su vida.  “Es un quiero y no puedo continuo”, explica esta especialista. “No saben aprovechar la vida”.