Además de las playas de ensueño en el litoral levantino y los extensos palmerales que se pueden apreciar dando un paseo por la ciudad, Elche es refugio de turistas también en Semana Santa. El Domingo de Ramos, famoso por las decenas de miles de personas que se reúnen para procesionar con la icónica palma blanca ilicitana, se convierte en una jornada festiva y alegre a orillas del río Vinalopó.

Como es tradición, Elche cumple con el ritual típico y el Consistorio, en nombre de todo el municipio, regala las palmas blancas a distintas personalidades de renombre. Entre los afortunados estarán el Papa Francisco, Sus Majestades los Reyes de España y el presidente del Gobierno Pedro Sánchez.

El pasado domingo se presentaron las palmas, que miden tres metros y llevan consigo adornos relacionados con la idiosincrasia de la ciudad y la iconografía cristiana.  Así, la del Papa lleva una cruz, la de la reina una imagen antigua de la Virgen de la Asunción y la del presidente del Gobierno adornos con flores.

Historia de un día especial

La liturgia de la procesión de las palmas del Domingo de Ramos tiene sus orígenes en Jerusalén, donde se celebraba como recuerdo de la entrada del Señor en Ciudad Santa. Los peregrinos que recorrían Occidente fueron transmitiendo esta tradición que hoy forma parte del legado de Elche y de sus ciudadanos.

Bendecidos los ramos y armados de alegría, ilicitanos, alicantinos y ciudadanos de toda España acompañan a todas las hermandades y cofradías dando color a una festividad marcada en rojo en el calendario. Además de bendecir las palmas y colgarlas en los balcones al finalizar la marcha, como es tradición, los asistentes a la procesión de Jesús Triunfante que no conozcan la ciudad podrán aprovechar para visitar los tres bienes inscritos en las diferentes categorías de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco: el Palmeral, el misteri d’Elx y el Museo Escolar de Pusol.