Cuatro motivos ha alegado el Obispado de Málaga para anular y suspender las elecciones de una muy importante cofradía de la capital como es la del Rescate. Dos de ellos, podían ser entendibles como son la presunta utilización de papeletas incorrectas. Otro motivo, este más enrevesado, es la existencia de una mesa electoral mal presidida. Y el cuarto, sin duda alguna escandaloso para una sociedad europea del siglo XXI, y que denota una Iglesia católica anacrónica, moralmente retrógrada y desfasada en el tiempo y poseedora de una moral integrista, al menos en su jerarquía. Se trata del veto a las personas casadas por lo civil o divorciadas. Una vergonzante anulación de los resultados porque entre los candidatos a dirigir la cofradía había varios hombres divorciados y también por algunos casados por lo civil.

Tras tres intentos para elegir a los rectores de la Cofradía del Rescate, el Obispado malagueño decidió anular todo el proceso de elección en unos comicios internos que resultaron reñidos: un candidato obtuvo por 229 votos, frente al perdedor con 207.

No a los divorciados y a los casados por lo civil

El hermano mayor en funciones de la cofradía cree que se ha generado polémica porque lo que “más ha trascendido ha sido el tema del divorcio y de haberse casado por lo civil”, aunque justifica la decisión del Obispado porque se han concatenado más errores que invalidaban el resultado obtenido.

Funcionamiento anacrónico

El Obispado defiende que se han de seguir los principios y designios de la Iglesia. En particular, en el caso de las personas divorciadas y vueltos a casar, basan su inelegibilidad en que deben de cumplirse las normas diocesanas que rigen para el funcionamiento de las Hermandades Cofradías. Dicho reglamento, sorprendente y sorpresivo en la España del siglo XXI, recoge: “Queda impedido para ejercer el cargo de Hermano Mayor aquella persona que incumpla las normas mínimas exigibles de disciplina, doctrina, moral y magisterio de la Iglesia que dé lugar a encontrarse en una situación personal no adecuada con las directrices de la Iglesia. En caso de que sobrevenga dicha situación, siempre que sea buscada, pretendida o consentida por dicho Hermano Mayor durante el ejercicio de su mandato, este quedara automáticamente impedido para dicho ejercicio”.

Denuncia de los perdedores

La génesis del conflicto anulatorio hay que buscarlo en el hecho de que una vez celebradas las elecciones, el candidato perdedor y su equipo “denunciaron” que en la candidatura competidora, y a la postre vencedora, había dos divorciados, algo que según los perdedores se desconocía hasta el momento, extremo este que fue corroborado por los propios hermanos divorciados.

Relegados a cargos menores

Desde la presidencia de la Cofradía del Rescate y según ha declarado el hermano mayor en funciones, la situación es solucionable en la medida en que “se pueden buscar otros cargos en la hermandad que puedan ser ocupados por las personas divorciadas”. Lo cierto es que hay que acudir a otros cargos, posiblemente de menor rango, para que las personas divorciadas puedan estar en las direcciones de las cofradías y hermandades. Así trabaja aún la iglesia en su gestión interna.

Nulos todos los acuerdos

Mientras tanto, el Obispado ha decretado la nulidad de las votaciones, al igual que el Cabildo General (órgano plenario de la cofradía o asamblea general de todos sus miembros) de elecciones del 2 de noviembre y ha decretado que se deben sustituir los decretos acordados y designar una nueva Comisión Electora cuyos miembros no sean los anteriores para proceder a unas nuevas elecciones de la cofradía.