El cordobés Antonio Espino López no es un novel desinformado e ideologizado a la hora de abordar cómo fue lo que se conoce como el Descubrimiento o la Colonización de América, Espino es historiador y catedrático de Historia Moderna en la Universidad Autónoma de Barcelona y especialistas en la etapa de la guerra en la Edad Moderna y en la también denominada Conquista de América. Con libros como La conquista del imperio inca y las guerras civiles del Perú, Vencer o morir. Una historia militar de la conquista de México, entre otras obras, y numerosos artículos de investigación publicados en revistas internacionales sobre esta materia, Espino es todo un especialista de este amplio periodo polémico y controvertido. Ahora publica “La invasión de América. Una historia de violencia y destrucción” en Arpa Editores.

La conquista de América no fueron unas cuantas batallas, sino un avance lento, que entre alianzas y traiciones debilitaron a muchos pueblos incrementando el poder de los españoles. Para este catedrático de la UAB, la sociedad española siempre ha creído en las bondades de llamada “Conquista de América” porque durante mucho tiempo se ha considerado que mostrarse crítico con aquellas “hazañas” hispanas era sinónimo de ser un “mal español”, cuando debiera ser lo contrario.

Violencia no diferente a otros imperialismos extranjeros

Cree el catedrático de la UAB que es de valentía intelectual demostrar los excesos del imperialismo patrio, que no fe ni mejor peor que el desarrollado por otras potencias internacionales a lo largo de los últimos siglos. Ejemplo de ello fueron las matanzas de los norteamericanos contra los aborígenes en el siglo XIX, los genocidios cometidos por los alemanes en África o los de Leopoldo II de Bélgica en el Congo, entre otras atrocidades. En ese sentido nos diferenciamos nada del comportamiento de otros imperialismos de otros países.

Mantiene el autor de este libro que una cosa es la propaganda antihispánica de los siglos XVI al XVII, conocida como “Leyenda Negra”, y otra muy distinta cierto sentimiento de inferioridad con respecto a otras potencias. Considera que se trata de un patriotismo mal entendido el haber negado siempre cualquier exceso cometido o justificar algunos desmanes como pequeñas y típicas “acciones de guerra”.

Invadir, más correcto que conquistar o descubrir

"La crueldad exhibida por los españoles en las Indias no puede ser puesta en duda”, escribe Espino. Y a lo largo de las 462 páginas trae a colación numerosos escritos y afirmaciones de representantes religiosos españoles desplazados a América que corroboran que la evangelización no fue amable ni humana sino una cruenta hazaña militar de invasión de unas tierras y unos pueblos. Sostiene el autor del libro que invadir es por tanto una acepción más correcta que la de conquistar o descubrir pues el primero se refiere a un acto de irrupción violenta o de entrar por la fuerza ocupando  de manera irregular un territorio.  

Amputaciones, quemados en hogueras…

Además de demostrar los desmanes cometidos por diferentes testimonios y documentación, Espino define y explica en distintos capítulos de su obra las prácticas para infundir temor que aplicaron los españoles. Usos violentos que van desde la amputación de manos a las masacres cometidas pasando por las ejecuciones en la hoguera, abusos sexuales contra mujeres y niñas, aperreamientos, empalamientos hasta los ahorcamientos. Se extendió el terror como forma de atemorizar a los invadidos y anular su hipotética resistencia mucho más cuando los españoles enviados a América no eran muy numerosos si lo comparamos en número con la población a la que se sometió.

Portada del libro del historiador Antonio Espino. Arpa

Sanguinarios aperreamientos

Los llamados aperreamientos consistieron en prácticas abominables y sádicas. El caso más destacado fue el sucedido en 1523 a los caciques cholultecas. El condenado era dispuesto ante una jauría de perros de combate y hambrientos. No eran simples perros sino agresivos por una vida llena de tortura y hambruna. Eran canes agresivos con la obsesión y objetivo único de matar y comer. Muchas veces a las víctimas Se les ataba de manos siendo devorados en pocos minutos. El enorme miedo que provocaba en la población que era testigo la sometía  por el propio terror e impacto.

Desmontando mitos

El libro sirve también para desmitificar las figuras tanto de Francisco Pizarro, Núñez de Balboa o Hernán Cortés al describir las técnicas sanguinarias que utilizaban y las masacres que provocaron para contener y dominar a la población indígena.

Sobre la ignorancia de esta realidad violenta y cruel de los conquistadores españoles, el autor mantiene que aún somos “rehenes de la historia imperial maravillosa” que para algunos es “incluso historia sagrada” de la conquista de América. Es una consecuencia del franquismo y su reinterpretación de la historia y su calificándola de “imperial”. Fueron motivos ideológicos los que hicieron que el régimen del dictador tapara los trágicos sucesos que acontecieron y dar una aversión evangelizadora y amable. Esa herencia falsamente interpretativa sigue vigente en la mente de gran parte de la población en la actualidad.

No fue un genocidio en stricto sensu

Recientemente el autor ha defendido que no se puede hablar en stricto sensu de que se llevó a cabo un genocidio en América Latina, ya que no hubo voluntad de destrucción y de exterminio como por ejemplo en el Congo para quienes se negaban a trabajar en la extracción del caucho. No es un genocidio porque no hubo voluntad de exterminio, entre otras razones porque el indio era necesario para los españoles como mano de obra.

Patriotismo mal entendido

En definitiva las sociedades amerindias fueron sometidas a una auténtica cultura de la violencia. Antonio Espino lo demuestra en este ensayo histórico desmitificador, e incide en los aspectos más brutales y salvajes de la invasión. Un extraordinario análisis que rebate con rigor y contundencia los intentos de la historiografía conservadora por encubrir los excesos de los españoles durante tres siglos en América. En definitiva nos encontramos ante un libro de Arpa Editores que aporta mucha luz a un asunto esencial de la historia de España y revela las grandes falsedades que sobre la “invasión” de América se han vertido. Como escribe el propio autor López mantener las tesis heredadas del franquismo es un patriotismo mal entendido.